PS_NyG_1962v009n002p0225_0260
SANTIAGO DE LA CORUÑA 245 el cuerpo de Cristo, sino que la unión de los cuerpos se consuma solamente mediante el alma: «Afficimur... ita a corpore Christi et a virtute ab eo animam nostram primum penetrante ac per eam in corpus etiam nos- trum derivante ipsi Ghristo naturali et spirituali pariter unitate mirabili quadam ratione coniuncti» 95. Pero precisar el modo de esta unión es cosa que no corresponde al teólogo y que se debe reservar a la divina Sabiduría *. Nuestro autor confiesa humildemente: «Nemo notam aut exa ctam huius unionis modi cogn ition em a me ex p e cteU 97. Acerca del tiempo que dura esta unión, habla el Cardenal Men doza en un solo capítulo 9S. Y distingue estos dos aspectos: si se trata de la sustancia corpulenta de Cristo, ésta permanece en nosotros mientras permanezcan las especies Pero la unión natural dura aún corrompidas las especies wo. Y en esto no le falta lógica, según sus principios. Mientras dure el medio unitivo, permanece la unión. Y como las especies sacramen tales no son medio unitivo, poco importa el que persistan o hayan cesado. Las distancias espaciales nada influyen cuando se trata del poder y sabiduría de Dios. Esto viene a confirmar cómo esta unión que defiende, no es local o de contacto de sustancias mediante can tidad. Igualmente sería erróneo creer que Mendoza sostiene que la sus tancia de Cristo se sale de las especies sacramentales para continuar en el hombre 10;. Porque la unión natural se verifica en la Comunión, aun antes que se corrompan las especies. No son dos modos de ve rificarse esta unión, uno mientras existan las especies, otro después que se corrompan. Es una sola y única la unión natural eucarístíca. En síntesis se puede decir que la sentencia de Mendoza consiste 95. P ag. 123 , b. 96. Pag. 225, b. Y an tes en pp. 161, c ; 217-218; 219 toda la p agin a. 97. Pag. 220, a. 98. C ap itu lo 27 d el libro 3.°, pp. 254-25S. 99. «S i vero de corp u len ta C h risti su bstantia scire velim u s qu am diu carn aliter m an en tem in n ob is habeam us, equ idem ita sen tio tam d iu isto p a cto ca rn aliter in nobis m an ere qu am diu species ipsae p a n is et vin i in n ob is n o n m u tatae m an en t», p. 254, b. 100. «D u bium n on e st qu in vis et virtu s eius in n ob is m an eat qu am diu vivim us, si con iu n ctio sp iritualis d u rat... su bstantialem qu am cum ipso adepti sum us u n ion em servantes», p. 254, b. 101. Piigs. 239, b ; 240, a.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz