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CARLOS DE VILLAPADIERNA 1 3 9 es te -o e s te clásica de las iglesias, está orientada del noreste al sureste con la entrada, parece ser, al sureste, en d irección a Jerusalén. La construcción es de tipo sinagogal; pero la gran cantidad de «graffitos» cristianos, inscripciones o símbolos, indican que este edi­ ficio, de aire sinagogal, tuvo un uso cristiano. La antigua cisterna, repletas también las paredes de «graffitos» cristianos, lo confirma. ¿Sería un baptisterio? Tendríamos aquí un santuario cristiano, cons­ truido según la arquitectura de las sinagogas de la época: una iglesia de tipo sinagogal, como más tarde tendríamos iglesias de tipo ba- silical romano. Las tumbas halladas en torno al edificio favorecen la existencia de un santuario, pues conocemos la antigua costumbre cristiana de hacerse enterrar en torno a los lugares santos. Mas el argumento decisivo lo proporcionan los «graffitos» cristianos en las paredes de la cisterna y en las piedras cubiertas de cal que la llenan. Encontra­ mos numerosos símbolos cristianos: cruz, barca, red, etc. Se leen invo­ caciones a Jesús que es llamado «Señor». El más cautivador de estos «graffitos» es el de un pie de columna donde se lee en griego: «Jaire Maña = Ave María». Las excavacion es del P. Bagatti nos ilustran también sobre la basílica bizantina y el m onasterio anejo. Con relación a esta basílica, tenemos dos puntos históricos de re­ ferencia. De un lado, la presencia de cruces en el pavimento de mo­ saico supone que fue construida antes del 427, fecha en la que el em ­ perador Teodosio II promulgó un decreto prohibiendo dibujar cruces en los pavimentos o en el suelo; de otro lado, el testimonio del pere­ grino conocido bajo la mención del anónimo de Plasencia, quien, pa­ sando por Nazaret hacia el 570, escribe: Domus Mariae basílica est. Resulta difícil pasar por alto este dato de la tradición. Una constatación arqueológica permite precisar mejor la anti­ güedad del edificio bizantino. En ciertos sitios los mosaicos están su­ perpuestos, lo que indica que se hicieron reparaciones, «remiendos», después de un cierto uso... Si todavía es prematuro querer precisar científicamente la fecha de estas iglesias de Nazaret antes del estudio completo del material, especialmente de las monedas, sin embargo, la importancia e x c e p ­ cional de estas excavaciones y hallazgos no puede escapar a nadie. He aquí dos hechos arqueológicos establecidos ind iscu tib lem en te: a) La ubicación de la ciudad. Lucas nos habla, a propósito de las gentes de Nazaret, que querían precipitar a Jesús, de «la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad» (4, 29). Algunos autores tacharon a Lucas de fantasioso, puesto que Na-

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