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1 3 6 POR LA ARQUEOLOGIA A LA LUZ de archivos, de cartas, manifiestan que los hombres, hechos e insti­ tuciones de que habla el texto sagrado pertenecen firmemente a la historia. A medida que la pala y la azada del excavador descubren nuevos estratos aparecen pueblos relacionados con los hebreos y que parecían perdidos para siempre. Una estela abandonada en el de­ sierto, un sello grabado en una vasija, una placa de marfil, un trozo de pergamino o papiro, revelan fechas y nombres que ya conocíamos por la Biblia. Trabajadores incansables interrogan diariamente al sue­ lo reseco de Palestina, encontrando, en testigos directos, nuevas ra­ zones de confianza en la Biblia. La situación geográfica de Palestina y el entronque de los ante­ pasados del pueblo elegido con otros pueblos circundantes explica la gran necesidad de la investigación arqueológica para el estudio de las sagradas páginas. Palestina es el punto de conjunción de Asia y Africa, de las dos civilizaciones más antiguas, Egipto y Mesopota- mia. Con el Mediterráneo a la izquierda y el gran desierto de Arabia a la derecha, Palestina es el puente que une Asia con Africa, el ca­ mino obligado de los ejércitos de los Faraones y de los reyes de Asi­ ría. A través de Palestina las caravanas de mercaderes intercambian los productos de Oriente y Occidente. El padre del pueblo elegido es oriundo de Mesopotamia, llevando en su emigración tradiciones, fo l­ klore y costumbres de la tierra de origen; el gran legislador del pue­ blo de Dios, Moisés, se forma y educa en Egipto; otros pueblos veci­ nos, como los hititas y persas, griegos y romanos, ejercen extraordi­ naria influencia con su poderosa cultura. De aquí la ineludible necesidad de conocer la civilización de estas naciones para entender mejor los libros sagrados. La arqueología se ha convertido hoy en la primera asignatura para llegar directamente y con certeza escalofriante a las culturas de los antiguos pueblos. El moderno Estado de Israel ha dado un paso de gigante en los estudios arqueológicos, ansioso de conocer las hazñas de sus antepa­ sados. En su libro reciente sobre las excavaciones de los diez últimos años, el Dr. S. Yeivin, antiguo director del Servicio de Antigüedades, menciona un centenar de lugares bien excavados y estudiados m e­ tódicamente o bien preparados para el estudio sistemático mediante los sondeos previos. Durante los últimos años, sobre todo en Israel, la arqueología em­ prende un camino nuevo. Las excavaciones no solamente se realizan sobre períodos remotos, sino que se centran también sobre monu­ mentos de épocas más recientes: helenística, romana, bizantina y aun sobre períodos más cercanos a nosotros que hasta ahora no habían despertado interés. Esta nueva orientación se debe, por una parte, a los descubrimientos de los últimos quince años en las orillas del

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