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128 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO de su musa fácil y alegre que la de aplicar a cada uno de esos capri chos aquellos versos de una «solear» de su primer libro: «No eres morena ni rubia, ni eres bon ita ni fea , me gustas porque me gustas». o éstos, más claros todavía: «La española infan tería es va lien te porque sí. Gran razón, la m ejor. Y la misma de la poesía». Ahí está la suprema razón, muy española, de muchas cosas y entre ellas la de los temas de los poemas machadianos. Porque sí, porque todo eso le gustaba o le atría, porque todo eso despertaba en él la vena de la inspiración, porque todo eso era la mano de nieve que sabía arrancar notas a su arpa, por eso lo cantó todo y en todos los tonos, desde «los días sin sol», hasta el «estío-juventud, borracho de sol y pleno de v ida»; desde las «alegrías y seguidillas malagueñas», hasta «los conquistadores españoles»; desde los «caprichos» hasta el «ars moriendi»; desde «Museo» o «Teatro pictórico» hasta las más ingenuas «dedicatorias»; desde «La fiesta nacional» hasta «La saeta», porque «medio gitano y medio parisién, con Montmartre y con la Macarena comulgaba». De la facilidad asombrosa de su musa inquieta y de la agilidad alegre de su pluma andaluza pueden ser ejemplo estos versos: «¡Qué bonita es la primavera! Qué traviesa, qué bonita la princesa pequeñita de los cuadros de Watteau». Pero aquí ya no es sólo la desenfadada destreza elocutiva lo que brilla, hay también esa admirable plasticidad del pensamiento sen sibilizado en el empleo y disposición de los vocablos y de los acentos. En el ejemplo propuesto la multiplicidad de acentos y colocados casi todos sobre las vocales e, i, dan a la composición la plasticidad m u sical que suscita el cuadro evocado. Recordemos también, como ejem plos maravillosos de esta plasticidad léxico-musical, entre otros, aque llos primeros versos de «La Anunciación»:
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