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1 2 2 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO de sílabas los más de los casos, y de menor los menos. No me refiero a las conocidas combinaciones de endecasílabo - heptasílabo, sino a un dismetrismo un tan to caprichoso y exótico en que en un soneto, por ejemplo, — y casi siempre en el último terceto— sustituye uno de sus versos por otro de mayor o menor número de sílabas, o se lo añade, sin que llegue a formar el clásico estrambote. Otras veces, muy raras ciertamente, el dismetrismo resulta de la inusitada mezcla de ende­ casílabos, alejandrinos, de diez y seis sílabas, etc. Entonces, si el pie básico de los distintos metros es el m ismo, el oído fácilmen te los tolera, pero no así cuando el ritmo fundamen tal es de tiempos distintos. Véase como ejemplo «Grecia», en DED ICATOR IAS. El autor de MUSEO PICTOR ICO evita cuidadosamente en el verso endecasílabo los consonantes oxítonos. No deja de ser ello un acierto rítmico, pues los vocablos agudos como finales de verso en los de esta medida resultan inarmónicos. Sobre la cesura medial — elemento importantísimo en el ritmo e n - decasilábico— Manuel Machado la coloca indistintam ente entre quin­ ta y sexta o entre séptima y octava ; ambas agradablemente arm onio­ sas. Es muy raro en él colocarla entre sexta y séptima. Sucede esto tan sólo en los casos, no frecuentes, en que la sílaba sexta pertenece, como final, a una palabra oxítona. Cesura que, ciertamente, resulta poco armoniosa. No es raro, sin embargo, encontrar en estos versos endeca­ sílabos dos cesuras, colocadas, generalmente, en tre tercera y cuarta y entre séptima y octava. Estas cesuras hacen pesado, por lento, el ritmo endecasilábico: «El lo vio... Noche negra, luz de infierno...». En el verso de que venimos ocupándonos, el m ayor de los Machado usa, aunque con bastan tes excepciones, de la sinalefa de dos vocales. Es, en cambio, más que raro, rarísimo, el que la use de tres vocales, sobre todo si las tres pertenecen a distintas palabras. Y a queda con esto indicado que las azeusis son frecuentes, lo que, por inesperado, pues la sinalefa es hoy lo m á s corriente en la versificación — como lo es también en el habla— castellana, produce un ligero tropiezo en el ritmo. Claro que las azeusis más frecuentes suelen ser entre vocales fuerte o del m ismo timbre, con lo que el tropiezo disminuye en intensidad. Sobre todo introduce la azeusis cuando la segunda v o ­ cal es tónica. Usa también con alguna frecuencia de la sinéresis, lo que determ ina igualmente por inesperado un choque antirrítmico. Curiosamente es casi constante esta sinéresis con la palabra «po e sía »: «Vino, sentimiento, guitarra y poesía»... «que llamó Santillana a la Poesía»...

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