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120 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO menos del siglo x v i en adelante, entre dos vocales átonas pertene­ cientes a distintas palabras puestas en contacto. También es frecuen ­ tísima la sina lefa entre vocales de distinta naturaleza prosódica. Es fluctuante, en cambio, entre vocales tónicas, si ambas son de idéntico timbre,y rara si lo son de distinto. Manuel Machado se decide muy frecuentemente por la azeusis en el segundo caso. En los dem ás casos no suele apartarse notoriamente de la regularidad común. Incluso usa las sinalefas entre vocales separadas por signos ortográficos, cuales­ quiera que ellos sean, sin excluir los puntos suspensivos. Las usa igualm ente incluso aunque esas vocales se hallen separadas rítm ica ­ m ente por la cesura henústiquial. Pero en estos casos últimos, quizás usa más de la azeusis. Se puede apuntar también como rasgo rítm ico caracterizador de los alejandrinos de Manuel Machado la frecuencia en ellos del en ca ­ balgam iento. Esos encabalgam ientos, es cierto, le restan empaque a los alejandrinos, pero les dan, en cambio, m ayor fluidez, m ayor m o ­ vilidad y una agradable sensación de naturalidad expresiva. Pero aun así, todavía queda para una gran mayoría de esos alejandrinos m achadianos el bello engarce de una unidad sintáctica y una unidad ideológica en ritm o cadencioso — un poco selvático y desvaído a ve­ ces— dentro de la ternaria o cuaternaria estrofa alejandrina. EL R ITMO EN EL ENDECASILABO Si en el ritmo de los versos alejandrinos machadianos pueden ad­ vertirse ciertas estridencias, cierto abandono, h asta ciertos descuidos de construcción, en el endecasílabo Manuel Machado es un maestro, un verdadero orfebre, con un atildam iento clásico en la medida, en la rima y en el ritmo poco comunes, y al m ismo tiempo con un d e - sengolam iento y con una gracilidad expresiva, que hacen a esos versos doblemente agradadles al oído y a la fan tasía. Sobre todo el autor de APOLO es un consumado artista en la elaboración de los sonetos. Comencemos por decir que en éstos generalmente se aparta un poco de la form a o esquema clásicos, ya que ordinariamente los con ­ sonantes de cada cuarteto son distintos e independientes de los del otro. Es decir que abandona el clásico a b b a a b b a , sustituyéndolo frecuentemente por este otro: a b b a c d d c . En los tercetos, casi invariablemente, usa tres consonantes, con poca variedad de com ­ binaciones, pues no usa más que estas dos: a b c a b c y a a b c c b ; un 8 0% más la primera que la segunda. En las pocas ocasiones en que construye los tercetos con dos solos consonantes los trenza casi

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