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1 1 8 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO vale aquí a m ás dos, pues de otro modo el verso no llegaría a las 14 sílabas. Pero no es sólo e sto : es que, como en el m ism o ejemplo que acabamos de transcribir, la sesura medial — si existe en cuanto a su temporalidad— divide nada menos que im a unidad sintáctica. Ni paran aquí las diferencias con el tradicional, pues h ay ocasiones en que la cesura — volvemos a problemizar su existencia de tempora­ lidad— dividiría hasta elementos silábicos perteneciente a una m isma pa labra : «de este modesto ensueño consuetudinario»... Y si en este verso, todavía, puede dudarse de la división hem istiquial donde la hemos señalado, pues también pudiera el poeta haber dado al verso otra solución rítm ica poniendo la cesura después de sueño y haciendo de siete sílabas la palabra «consuetudinario», deshaciendo el diptongo «ue», no puede en cambio dudarse que en este otro a le jan ­ drino, también de Machado, «la Caridad, la Caridad, la Caridad» la cesura ha de dividir necesariamente así la segunda Caridad, pues de otro modo tampoco aquí el verso llegaría a las catorce sílabas. No podemos silenciar que el alejandrino en estas condiciones ad ­ quiere mayor flexibilidad expresiva y constructiva, pero también ad ­ quiere distinta personalidad. Pierde indudablemente de su carácter heptasilábico doble, pero adquiere, en cambio, más alejandrin ismo, permítase la redundancia, más independencia del 7 + 7 . Esto es más de notar aún cuando esa división hem istiquial separa no ya grupos sintácticos o de intensidad, sino h a sta sílabas de la m isma palabra, como acabamos de ver. Lo problemático está aquí en la explicación rítm ica que hemos de dar a estas irregularidades. Por tres veces hemos puesto en litigio la existencia de la cesura medial, en cuan to a su temporalidad, es decir, nos hemos atrevido a dudar que rítm icam ente h aya que em ­ plear tiempo alguno entre los dos hemistiquios 7 + 7 en los a lejandri­ nos modernistas. Pero como quiera que todo verso de arte mayor español exige necesariamente una o más cesuras o pausas temporales para su correcta pronunciación rítm ica, al suponer que no existe entre los referidos hem istiquios tenemos que suponerlo existente entre otras unidades rítm icas. E fectivam ente, creemos que en estos casos la ce ­ sura medial, en cuan to a su temporalidad, desaparece, pero rítm ica­ mente hay que suplirla con otra u otras cesuras secundarias, norm a l­ mente determ inadas por las unidades sintácticas. Así, p. ej., creemos que serian aceptables lecturas rítm icas las sigu ientes:

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