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ÎOO SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO v o lum id de in ten tar al menos el trazado de una estricta silueta lírico- literaria de Manuel Machado, una línea tenue, como la de toda si­ lueta, que con una voz sem iapagada pueda decir con tim idez discul­ pable : lo que está dentro me pertenece, aunque ese dentro se reduzca sencillam ente a lo blanco del papel. Por otra parte, creo que está también m ás en consonancia con la personalidad poética de Manuel — ‘alegre, colorista, leve, sin grandes problemas ni grandes angus­ tias— m ás im aginativa que densa («gracia, impulso, fuente, surti­ dor», dice Dámaso A lonso) la silueta que la semblanza. De los grandes poetas, como de las maravillas de arte, el mejor comentario debiera ser el silencio. Cualquiera otro los empequeñece. A l que sepa cap tar toda su hondura y latitud nada nuevo puede de­ cirle la ramplonería de una exégesis, casi siempre caprichosa y de visión parcial, y a aquel que esté incapacitado para digerir esos fuer­ tes m an jares en toda su rotundidad, es inútil, y acaso perjudicial, el pretender diluírselos en pócimas m á s llevaderas, porque en tonces lo que llega a sus paladares son las apreciaciones del exégeta, no las sensaciones que les brinda la obra original. Por eso yo quisiera que mis lectores se figurasen, y no será mucho figurarse porque la imagen se la va a brindar la m isma realidad, que Manuel Machado es poética ­ m en te, un gran m onum en to arquitectónico y que yo con m i trabajo voy sencillam ente a abrirles las puertas y a invitarles a pasar para verlo. O, si prefieren la comparación, figúrense a Manuel Machado un auténtico «retablo de maravillas» poéticas, y m i papel reducido al de «Maese Pedro», pero sin el «maese». S ILUETA HUMANA . COORDENADAS DEL E X IST IR Como quiera que las dos coordenadas de lo hum ano son el ser y el existir, comenzaré por trazar las m ás fáciles del existir para captar luego, con m á s garantía de acierto, las más difíciles del ser. Manuel Machado nace en Sevilla en 1874. En el cielo político de España se encieden por en tonces los últimos arreboles de un prolongado ocaso, y en el literario alborean las primeras auroras del 98 y del Modern is­ mo. Ambos factores, tiempo y espacio, van a condicionar in ten sa ­ m ente el crear poético del mayor de los Machado. ¿Cuál m ás? El m o ­ dernismo será, sí, una constante determ inadora de su personalidad literaria, pero su andalucismo será una nota mucho más dom inante que su «noventaiochismo» en su melodía creadora 2. 2. Véase, no obstante, !lo que dice Dámaso Alonso de su noventaiochismo, aun­ que por lo poco que puede decir tan insigne buceador en exégesis crítica sobre el

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