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1 1 6 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO siempre serla un asidero expedito aquel otro dicho horaciano «p icto- ribus atque poetis semper fu it aequa dicendi potestas». La extraña actitud de Manuel M achado frente a la rima perfecta fue absolutamente consciente y de una voluntariedad bien sopesada. Oigamos al propio poeta la confirmación de este aserto: «Otra de las características, al parecer externas, de mi obra, es la preferencia que acaso me conocéis por la rima consonante. No creo en el fondo que h aya otra, pues la asonante, empleada sobre todo por el pueblo, no es sino la persecución — que se queda en el cam ino— de la m ás com p leta y perfecta, a la que siempre tiende, si lo observamos bien. A de más, para m í la rima n o es sólo el elemento poético que opera, en orden a la memoria y a lo que pudiéramos llam ar tem p o ra liza ron del poema, sino también a su personalización. Es a veces el poema todo» Pero creemos que en estas palabras del exim io académ ico no están apuntadas todas las razones de su conducta poética frente a la rima. Y es que no podemos olvidar su formación en el parnasian ism o y sim bolismo n i el in flu jo de ejemplaridad — perfectam en te perceptible a través de su producción lírica— que ejercieron sobre él aquellos g ran des alarifes de la consonancia que se llam aron Rubén Darío, Paul Veriaine y Jean Moreas, sin olvidar a Baudelaire. Manuel Machado era, además, todo un caballero de apostura señorial y de empaque andaluz, y esa apostura y ese empaque los transm itió a una buena parte de sus versas, encajándolos, con gracia y garbo toreros, en el canon rígido, pero dignificador, de una m edida exacta y de una rima perfecta. Que, al poeta que lo es, ese canon no le resta espontaneidad ni holgura expresiva. Lo único a que le obliga es a una elaboración más esmerada, pero todo lo exquisito h a requerido siempre esmerada e la boración. Aparte otras ven ta jas n o son tampoco para despreciar las que este uso aporta a la riqueza, variedad y matización expresiva en los vocablos. La ejemplaridad, por otra parte, con firm a igualmente el aserto anterior. No tememos caer en herejía poética si sostenemos que hay m á s espontaneidad y más verismo de alm a y de expresión en los bien medidos y rimados de San Juan de la Cruz o de Fray Luis de León que en los de la m ayoría de los negadores, teóricos y prácticos, de la rima y la medida. No es que defendamos que la rima y la m e dida sean la esencia del verso, pero si que elevan su valor, bien em pleadas, y aquilatan su belleza. Respecto al ritmo Manuel M achado no se creyó nunca en la pre cisión de justificar su empleo. Sencillamente no concebía el verso sin él. Y creemos que estaba en esto al lado de la verdad. No es posible, 17. M a n u e l M a c h a d o , o. c., p p . 73-74.
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