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1 1 2 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO ciendo oxítono el primer miembro, lo que nunca hubiera intentado el más audaz rom án tico ; por último, nada de encabalgam ien tos n i sus­ tituciones acen tuales; suprimen totalm en te la pasa, obligando al lec­ tor, si quiere m an tener el ritmo, a una violenta lectura. Con ello el verso gana en cohesión, pero su estructura interna se relaja, dando pie para la disolución de todos los factores métricos, que no tardaría en ser proclamada por las nuevas escuelas» a. Los tem as y motivaciones poemáticos de Manuel Machado son del m ás estricto modernismo. Leves, superficiales: «Caprichos», «Figu­ lin a s»; populares, folklóricos: guitarras, coplas, v ino ; anecdóticos: retratos, dedicatorias, fiesta n acional; intranscenden tes: cante h o n ­ do, galanterías eróticas. Las excepciones son pocas y referentes, casi todas a su época final, si bien los aciertos en ellas son muy esti­ mables 10. Su aire despreocupado, bohemio, a veces un tan to cínico, de em ­ paque sevillano y refinam iento parisién, se trasvasa, con insistencia caracterizadora, a la mayor parte de sus versos. Su humorismo a n ­ daluz y su ironía madrileña confieren un tinte de alegría y de cau s­ ticidad a un número considerable de sus poem as; pero también aquella su alm a de nardo del árabe español exhala de cuando en cuando por la celosía de sus estrofas notas de m elancolía con adhe­ rencias de escepticismo estoico y de tristezas sin lágrimas. Su técnica es casi siempre pictórico-impresion ista con vivos co n ­ trastes de luces y sombras, una veces de colores netos a lo Manet, Degas, Cézanne, Van Gogh , Ren sir; y otras de matices diluidos y to ­ nalidades opacas: a lo Rusifiol y Ram ón Cassas. En todo caso, M a ­ nuel Machado e s siempre im auténtico poeta visual, un Solana en poe­ sía. De ahí sus aciertos magistrales en lo descriptivo. «Para nosotros, escribe Valbuena Prat, el m ejor Manuel M achado está en las in ter­ pretaciones poéticas de lo pictórico; en un mundo de comentario de fin a sensibilidad sobre lo objetivo, en lo cual la literatura española n o había producido un valor saliente. Y o le llamaría, en este sentido, el Teófilo Gautier del modernismo español» u. Frente a la técnica de 9. Emilio Diez-Echarrí y J. M. Roca Franquesa, Historia de la Literatura Es- pañola e Hispanoamericana. Aguilar, Madrid, 1980. p. 1.178. 10. «No necesita de un hecho transcendente para su poesia, ni de un espectáculo sobrecogedor o deslumbrante. Ni siquiera de una dosis sobrecargada de melancolía, ni de gozo... De lo nimio, de lo vulgar, puede surgir su verso, como surge, a veces, de lo simplemente bonito y superficial e, incluso, de lo que sobrenada en turbias aguas». Pérez Ferrero, o. c... p. 131. Puede también verse a este respecto Damaso Alonso, Poetas Españoles contemporáneos, Gredos, Madrid, 1952, p. 50 y ss. 11. Angel Valbuena Prat, Historia de la Literatura Española, Gustavo Gili, Barcelona, 1953, 4. edic.. pp. 389-390.

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