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MODESTO DE SANZOLES 1 0 9 «Cuando me dé la mano el ángel de mi guardo.i, para ir a esa región que a todos nos aguarda, sobre la eterna música me hallará adormecido... Y yo abriré los ojos a un mundo conocido ». A las horas vahadas, de desvarío juvenil, con ácido sabor matinal, de los días tempestuosos de EL MAL POEMA, suceden las d iáfanas y dulces, de sosiego religioso y de paz m ística, de HORAS DE ORO, en que el alm a ha vuelto a encontrar la luz en la fe y el sosiego en la esp eran za : «Y a me maté a mi mismo, pues no quiero con hombres nada y en Ti sólo fio, y a tu infinita caridad confío cuanto sólo de Ti, Señor, espero». Y h asta el yermo espiritual que fue su a lm a tantos años — -¿no tuvo su parte en ello la Institución?— llegó a en florarse de rosas m ís­ ticas y a encontrar el Cam ino, la Verdad y la Vida hacia una regene­ ración to ta l: «ATo sé, no sé, Señor, a dónde llego corriendo tras tu sombra... En cualquier parte, buscándote me angustio y extermino. ¡Dame, Señor, la mano, que soy ciego'. Ponme en la senda donde pueda hallarte: \Mi Vida, mi Verdad y mi Camino'.». Y es que en este cam ino hacia la epifanía de Dios en su alm a M. M a ­ chado halló también su estrella, una estrella que... Mas y a es hora de dejar al hombre y hablar del poeta. APRECIACIONES GENERALES SOBRE SU LIRICA Manuel Machado es el poeta español m ás íntegramente modernista de todos los modernistas españoles. Toda su lírica está encerrada en ­ tre las puertas de entrada y salida de este fenómeno poético. Pero al m ismo tiempo su obra tiene características personales suficientes para hacer del mayor de los M achado un poeta de destacada origina­ lidad. Para m í el m á s destacado en méritos poéticos entre los esp a ­ ñoles que m ilitaron en las filas del modernismo. La integridad m odern ista que he atribuido a Manuel Machado requiere una aclaración. Es cierto que toda su producción poética cae

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