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1 0 8 SILUETA SICOLITERARIA DE MANUEL MACHADO de maitines, que h a despertado a Fr. Angélico para pintar la frente y las m ejillas ideales de M aría», junto a un «coro de rosados que­ rubines» 8. Y aquel su «acento entre cínico, irónico, despreocupado y un poco fatigado» que caracterizó la poesía de su prim era época, cede ahora su puesto a la bondad condescendiente, a la amabilidad comprensiva y a la generosidad serena. Y por estas escondidas acequias se va des­ lizando el caudal de su alma, trasvasado a los rosales de sus versos, y vuelven «a brotar las rosas i en el huerto, y los trinos en la rama, / y los sonoros versos en la p lum a ... / Y por encima flo ta de las cosas / del arte puro la ondulante llama / bandera — azul— ■ de la belleza sum a ...» . Aún puede haber espinas en sus versos, pero ésas se las ha reservado para sí el poeta antes de brindar en ellos «el imperial re­ galo de la belleza y de la luz a la senda oscura de los mortales». Y todo esto «cruzando su calle de amargura». Porque aquel amable, aquel jovial y bonachón de don Manuel, también supo de las «sendas de la melancolía» — '¿qué poeta no lo sabe?— y del dolor. He aquí unos versos que recuerdan al gran poeta del dolor que fue D an te : «¡D oZ o r!... ¿Dónde lo hay mayor que recordar la pasada / alegría en el dolor ?». M. Machado estaba bien convencido de aquel dicho de René Char: «El poeta tiene que bañarse siempre en nuevas lágrimas y proyectarse incesantem ente hacia adelante en su esfera», y por eso escribió: «na ­ da vale la vida en que no hay llan to». Pero él, recordando, quizás, aquellos versos del torrencial Zorrilla, el poeta «es una planta maldita con frutos de bendición ». procura hacer lo más blancas posible aquellas sendas, porque «a la hora divina de la tarde violada / sabía decirse a sí m ismo cómo todo se olvida». Todo ha cambiado, en bien, en su nueva época. Hasta los más in fan tiles ensueños, arrebolados de acariciantes esperanzas, despier­ tan, aunque tardíamente, en su a lm a herm ana de la tarde : 8. Ya se habrá percatado el lector que todo este párrafo está ensamblado con versos de M. M.

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