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MELCHOR DE POBLADURA 7 9 latinos, cuando se trataba de combatir el error y defender la verdad, de la que era única depositaría e intérprete auténtico, por divina dis­ posición, la Iglesia de Roma. A,si, pues, la referida definición lejos de crear obstáculos contribuyó a caldear la atm ósfera unionista que comenzaba a respirarse en el concilio y a preparar los ánimos del trascendental y suspirado acontecim iento. c) M ientras se com entaban las vicisitudes, el alcance y las po ­ sibles repercusiones de este canon, llegaron a la Curia consoladoras noticias comun icadas por los legados pontificios en Constantinopla acerca de las buenas disposiciones de que eran mensajeros los re­ presentantes de la iglesia griega. La noticia, propagada primero que­ damente, como perfume embriagador, en los ambientes oficiales del concilio, se difundió por la ciudad como reguero de pólvora. El júbilo fue indescriptible y la población acudió a la catedral para rendir gra ­ cias a Dios que asi iba preparando sus cam ino. Ocupa la sagrada cá ­ tedra San Buenaventura, quien después de publicar oficialmente la buena nueva, con su acostumbrada elocuencia y comunicativa unción, h izo vibrar el entusiasmo de los oyentes com entando el siguiente p a ­ sa je bíblico: Exurge Jerusalem, «Levántate, Jerusalén y ponte en la altura, y dirige tu vista hacia oriente, y mira cómo se congregan tus h ijo s desde oriente hasta occidente en virtud de la palabra del Santo, gozándose en la mem oria de Dios» (Baruch 5, 5). d) Los conciliares y el pueblo habían comenzado a gozar de la fe ­ licidad de asistir al final del drama, a la reconstrucción de la unidad de la Iglesia violentamente dilacerada por un cisma dos veces secular, que había dejado en pos de sí tantos estragos y tantos dolores. El 7 de jun io se suspenden las sesiones en espera de la llegada de la re­ presentación oriental, después que Pedro de Taran tasia hab ía co­ mentado estas sign ificativas palabras de Isa ías: Leva in circuitu. «Tiende tu vista alrededor tuyo y m ira ; todos esos se h an congregado para venir a ti; vendrán de lejos tus h ijos, y tus h ijas acudirán a ti de todas partes. Entonces te verás en la abundancia; se asombrará tu corazón y se ensanchará cuando vendrán a unirse contigo la m u ­ chedumbre de las naciones de la otra parte del mar» ( Is. 60, 4-5). Excelente preparación espiritual para valorar los acontecim ientos. La delegación oficial enviada por el emperador no era muy lucida ni por el número ni por la calidad de los legados, pero sí por lo que sim ­ bolizaban, que era toda la iglesia griega con sus 50 metropolitanos y más de 500 obispos. Estaba compuesta por el expatriarca constan tino - politano Germán , por eí metropolitano de Nicea Teófanes y por el canciller imperial Jorge Acropolita con dos oficiales de la corte. Se hab ían hecho a la vela el m es de marzo en dos galeras, una de las cuales nau fragó con las vituallas al doblar el cabo de Male (sur del

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