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MELCHOR DE POBLADURA 7 7 fue la consecuencia lógica de una convicción personal, y sólo ésta pro­ duce frutos sazonados y permanentes. M ientras el Paleólogo luchaba sinceramente por derribar las ú l­ timas resistencias de los adversarios y preparaba las credenciales que llevarían sus lugartenientes al concilio, Gregorio X con su acción di­ plom ática orillaba las dificultades del viaje. Al efecto instó a Carlos de An jou , al h ijo de Balduino II, Felipe, pretendiente del reino latino, y al doge veneciano Lorenzo Tiépolo a estipular una tregua con el emperador y otorgar a sus legados un salvoconducto que les garan ti­ zara la circulación por todo el occidente. Apertura del concilio. A principios de noviembre de 1273 Gregorio X con numerosa co­ m itiva hizo su entrada solemne en Lyon, escogida para sede del con ­ cilio por razones tácticas, es decir para alejarse de Ita lia infestada por las revueltas de guélfos y gibslinos y para facilitar el encuentro con los príncipes occidentales, con quienes había de tratar las cues­ tiones de T ierra Santa. La apertura tuvo lugar el 7 de m ayo del año siguiente e indudablemente fue una de las asambleas ecuménicas m ás brillantes y representativas por el número y calidad de los asis­ tentes. La santidad estuvo representada por S. Alberto Magno, S. Bue­ naventura, S. Felipe Benicio y los beatos Gregorio X e Inocencio V. La púrpura por cuatro futuros papas: Inocencio V, Adriano V , Juan X X I y N icolás IV . La ciencia por Pedro de Taran tasia y los doctores Un i­ versal (A lberto Magno) y Seráfico. Faltó a la cita el doctor Angélico Santo Tomás, particu larmente invitado, que falleció en el cam ino, lle­ vando en su cartera el célebre tratado Contra errores graecorum. La aristocracia brillaba en Jaime I el Conquistador y en los embajadores de A lem an ia, Francia, Inglaterra y Sicilia. El clero por unos 500 obis­ pos, 60 abades y más de m il prelados y procuradores, de los cuales firmaron las actas 125 en la siguiente proporción geográfica: I ta ­ lia, 44 ; A leman ia, y Países nórdicos, 2 6 ; Francia, 2 1 ; Oriente, 19; Inglaterra, 8 ; España, 6. El pueblo cristiano sí hemos de creer a los cronistas, por m ás de 150.000 espectadores. Clima unionista. La tónica de esta asamblea, una de las m ás simbólicas de la edad media, fue la unidad. Aunque los padres conciliares hubieron de ocu ­ parse también de la Tierra S an ta y de la reform a de las costumbres, el único problema que polarizó la actividad de los conciliares fue la

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