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234 SENTIDODEL PECADOENUNAMORAL SIN DIOS vela su procedencia del terror sagrado prohibitivo, llamado Tabú, terror ciertamente anterior a todas las religiones» 1-, Es decir, que el pecado, tal cual hoy lo entendemos, tras el desa rrollo h istórico de la ética cristiana, tiene su origen en los primitivos tiempos tabúes interiorizados. Los caracteres esenciales de nuestra moral sería según Hesnard: a) Negatividad. La moral ordinaria, m itomoral, se preocupa más de no hacer que de hacer. Dom inado p or toda una serie de p roh ib icio nes interiorizadas, el hom bre ■vive ba jo una constante amenaza in te rior, que le causa p rofunda descon fianza de sí mismo, de la vida y de los demás. b) Agresividad. Ante la obsesión paralizante de la angustia in terior, al hombre lo asalta un sentim iento profundo de fustración , fustración que fácilm ente se transforma, com o instintiva réplica, en sentim ientos agresivos con tra sí m ismo y aún frecuentem ente con tra los demás. Sin ir m ás lejos podemos encon trar el proceso fenom on o - lóg ico de esta evolución de sentim ientos en el ejemp lo de Caín, que mató a su herm ano Abel porque las obras de aquel eran buenas, m ien tras que las suyas eran malas (Gen. 1, 10, 3, 12). c) Interioridad. El pecado repliega al hombre sobre sí mismo, y de tal form a absorbe al hombre esta preocupación p o r la posible inmoralidad interior, que muchas veces le incap icta para la acción, paralizado com o está por la interna obsesión. Ello no ocurre sin p e nosas consecuencias para la tranquilidad y equilibrio a fectivo de los individuos. En virtud de este narcisismo uno se convierte en espec tador de sí mismo, de sus reacciones y estímulos y deseos, muchas ve ces incontrolables, quedando irremediablemente aprisionado en el mundo emocional, por demás angustiante. De ello se deduce, según Hesnard, «que la cu lpabilidad interior es una ficción moral que e n cubre un estado em ocional penoso, provocado por la tensión interna de una condu cta inacabada: tendencia prohibida, deseo contrariado, em oción natural o espontánea separada del acto. Su m ecan ism o p sí quico es particularmente analizable, cuando se trata de una emoción sexual; p ero sin duda ocurre lo m ism o en toda situación de in terd ic ción que concluya en la interioridad que caracteriza al pecado m en tal» A esta moral del pecado de interioridad, de la culpabilidad, opone 12. Loe. cit., 62. 13. H esnard , loe. cit., 59.
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