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232 SENTIDODEL PECADOENUNAMORAL SIN DIOS dos lo pecam inoso, lo ciertamente m a lo y d igno de maldición, c on una bondad innegable, con un deseo latente de superación. Mientras el moralista teólogo n o necesitaría más que encon trar un buen texto de moral, para afirmar pecado mortal, el psicólogo moralista se en con ­ traría con frecuencia ante trágicos enigmas. Cuando, jun to a graves acusaciones, se echa de ver un anhelo enorme de m ejora o una d e ­ m anda ardiente de ayuda, ¿qué vale más y qué pesa más el ju icio de Dios, la acusación o la demanda de auxilio, el extravío o el deseo de recuperarse, la ca ída o el ansia de levantarse, supuestos siempre serie­ dad y esfuerzo sincero? En resumen, urge quizás reform ar nuestros jucios, tal vez de­ masiado pesimistas por exceso de «objetivism o», en torno a las d e fi­ ciencias aparentes. La teología y p sicología morales han de herm a ­ narse siempre, porque los motivos e intenciones, la estructura p sí­ quica de los individuos y sus man ifestaciones, son problemas con c e r­ n ientes a ambas. Cuando el sacerdote es con juntam ente psicólogo y moralista, encarna perfectam en te la justicia divina, que exige la máxima realización de los valores morales, y su m isericordia, que in ­ vita a todo hombre de buena volun tad : «Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados que yo os aliviaré» (Mt. 11, 28). Pecado y culpabilidad El segundo frente que se establece contra nuestra m oral trata de elim inar el pecado, tom ando com o punto de partida la cu lpabili­ dad. En última instancia se pretende destruir el sen tim ien to de cu l­ pabilidad en el hombre, ba jo la acusación de tratarse de a lgo m ór­ bido, que rompe su equilibrio a fectivo y obstaculiza su apertura a lo social, a las relaciones interhumanas. El representante genu ino de esta tendencia es el psicoanalista francés A. Hesnard, quien expuso sus ideas en un libro publicado en 1954, con el títu lo p o r sí mismo revelador de «Morale sans peché». Es d ifícil condensar en pocas líneas la mente de Hesnard. Ciertas imprecisiones, la ambigüedad de vocabu lario, los preju icios p sicoa ­ nalistas en la interpretación de los fenómenos, hacen n o ta r que Hes­ nard n o se sitúa en un p lan o religioso sino meramente psicológico. Su libro «escrito n o por un m oralista sino por un psicoanalista y sin ninguna preocupación ideológica, n o encierra sino la exposición ru ­ dimentaria de algunas conductas m orales corrientem ente observa­ bles» 8. Más de una vez llega a afirmar que lejos de oponerse a la 8 . Hesnard, Morale sans peché. Paris 1954, 1.

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