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192 LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DEL ESPIRITU divino que brota y tiene su iniciativa en el Padre, pero se cumple por la acción más inm ediata del Espíritu. Si Cristo resucita p or la Fuerza de Dios, esta Fuerza es el Espíritu Santo 6. Esta acción del Espíritu incluye la total transform ación del Cuerpo de Cristo y de todo su ser en otra forma de existencia, que p o r ello m ismo es una existencia «espiritual neumática». El espíritu vital de Cristo resucitado, ya no es la «psique» cargada de debilidad humana, sino el «Pnuema» y su poder. Por eso estar en Cristo resucitado es estar y vivir en el Espíritu Santo, según dice San Pablo y hemos de ver más abajo. B) El Espíritu Santo es la Promesa y el Don mesiánico por e x ­ celencia. Mientras vivió Jesús sólo veladamente man ifestó a sus d is­ cípulos el m isterio del Espíritu Santo de que El estaba lleno. C ontinua­ m ente lo presenta com o ob je to de «promesa» y com o una Fuerza que sólo posteriormente ha de entrar en acción. «El último día, el d ía grande de la fiesta, se detuvo Jesús y gritó diciendo. Si alguno tiene sed que venga a m í y que beba el que cree en mí. Como dice la Escritura ríos de agua viva correrán de su seno» (Jn. 7, 37. Según la lección más probable es Jesús m ismo el que se constituye en fuente del agua viva. Pero el agua sólo com enzará a correr después de la resurrección. «Esto lo d ijo del Espíritu, que h a ­ bían de recibir los que creyeran en é l; pues aún no había sido dado el Espíritu porque Jesús n o hab ía sido glorificado» (Jn. 7, 39). Cuan­ do Cristo haya resucitado, de su Cuerpo y de su Humanidad entera glorificada, neumatizada p or la acción del Espíritu, se d ifundirá Es­ te en los creyentes. En el A. T. se habla frecuentem ente del agua viva com o sím bolo de la plenitud de la Divinidad. En el N. T. el agua viva es el Espíritu Santo, que Jesús ha de dar a los que creen 7. El Espíritu Santo es el ob je to de la gran «promesa» de Jesús a sus discípu los: «Yo rogaré al Padre y os dará otro Abogado, que es­ tará con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, que el mundo n o puede recibir» (Jn. 14, 16-17). «El Abogado, el Espíritu Santo que el Padre enviará en m i nombre El os enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho» (Jn. ib. 26). Conviene que Cristo 6. Véase este tema tratado por D ü r r w e l l : La Résurrection de Jésus mystère de salut, lOl-13'l; bajo el epigrafe «La resurrección efusión del Espíritu Santo». 7. J. Pierron, M. E. P., La source de l’eau vive. En la colec. «Evangile», Ca­ hiers bibliques édites par la Ligue Catholique de l ’Evangile, nr. 19, Paris, 1955. Se recogen los textos bíblicos del A. T. y N. T., que podrían constituir la base para un estudio sobre el contenido simbólico-teológico del agua como símobolo de lo divino y su acción en el mundo.

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