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ALEJANDRODE VILLALMONTE 219 La instrucción doctrinal sobre la con firm a ción n o agota las posi­ bilidades de penetración en los misterios de este sacramento. Es n e ­ cesario vivir y revivir las enseñanzas p or el proceso afectivo de oración, meditación, plegaria. a) Vivir el sentido de la confirmación. — El cristiano debe ad ­ quirir con cien cia cada vez más intensa del sign ificado que para él tiene el haber recibido la plenitud del Espíritu Santo el día de la con firm ación . El con firm ado es un « ’’hom bre” del E sp íritu »; el Espíritu le escogió, le llenó de sus dones, le ungió con dign idad m e- s iá n ica ; com o a los antiguos profetas, com o a Jesús, com o a los Após­ toles, para que se dedique a la implantación del reino de Dios en el mundo. La vida del con firm ado debe ser una vida según el Espíritu, en sí m ismo y en su acción sobre los demás hombres. Debe ser ob jeto de meditación cord ial la responsabilidad que lleva consigo el haber sido promovido a la edad adulta cristiana, a la digni­ dad mesiánica que le com un icó el Señor el día de la con firm ación . El con firm ado es un «p rofeta de D io s » : debe glorificarle con su oración, con el trabajo, con el cump lim iento del deber, con la propagación del Reino de Dios. Debe hacer de su vida un «testimonio» viviente de Cristo. Sobre todo en la prá ctica de la caridad fraterna. Sería in te­ resante reflexionar si el sacram en to de la con firm a ción n o tiene al­ guna relación especial c on la prá ctica de la caridad, sobre tod o en sus aspectos más sociales. Por ser la caridad auténtica la más difícil de las obras del cristiano, por ser el máximo testimonio de los que son discípulos de Cristo, por las relaciones entre caridad por una parte y entre con firm a ción y Espíritu Santo por otra, podría pensarse que el m e jo r testim on io y el m ejo r apostolado de un con firm ado sería la p rá ctica de la caridad social. b) Devoción a la confirmación. Es conocida la prá ctica de los sa ­ cerdotes y religiosos que mantienen una entrañable «devoción» al día en que fueron ordenados o em itieron sus votos. Es indudable que esta práctica devocional tiene gran valor sicológ ico y religioso para m an te­ ner los ideales sacerdotales y religiosos siempre presentes y operan ­ tes. Lo mismo podría hacerse con referencia a la con firm a ción . O sim ­ plemente incorpora r la con firm a ción personal al día grande de P en ­ tecostés, en que el Espíritu se derramó sobre toda ca rn e; recordando que aquel acon tecim iento de la Historia general de salvación, se tras- 2. Piedad confirmal.

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