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ALEJANDRODE VILLALMONTE 187 I LA CONFIRMACION CONFIERE AL BAUTIZADO LA «PLENITUD» DEL ESPIRITU SANTO Cuando se a firm a que la con firm a ción con fiere le plenitud del Es­ píritu Santo, y que es el «sacramento del Espíritu Santo», quiere sig­ n ificarse una form a especial de comun icarse la persona divina por medio de este sacramento. En primer lugar es indudable que el Espíritu Santo se comun ica al hombre en toda ju stifica ción , aunque n o se logre por vía sacra ­ mental. Especialmente es indudable que en el bautismo ya se nos com un ica el Espíritu Santo. El bautismo es llamado por Cristo «rena­ cim iento» en el Espíritu Santo y en el agua. Todos los efectos que el bautismo causa en el bautizado se verifican p or la presencia y la acción del Espíritu en el bautizado. Cuando, después del bautismo, se habla de una ven ida -donación del Espíritu Santo hay que entender esta d on a ción : a) com o una más abundante y más intensa participación en la vida y acción del Es­ p íritu ; en relación con la que ya se recibió en el bautism o; b) esta mayor participación se recibe en orden a producir en nosotros efectos especiales que dicen razón de «complemento» respecto de los e fe c ­ tos causados por el bautismo. Cuando se hab la de «plenitud del Espíritu Santo» con ferida por la con firm ación , hay que entender esta «plenitud» com o una ’’pleni­ tud relativa” : en cierto orden de cosas y un determ inado plano de la vida sobrenatural. Porque el Espíritu San to se da en plenitud en otras varias circunstancias de la vida cristiana, especialmente a los cristianos que son ordenados sacerdotes. La plenitud que da el Es­ p íritu en la con firm a ción se refiere a la madurez y desarrollo de la vida incipiente adquirida en el bautismo. Finalmente, n o conviene olvidar que los efectos de la con firm a ­ ción se atribuyen y los obra el Espíritu Santo en perfecta comunidad con el Padre y el H ijo, nunca en form a exclusiva. Son obra de toda la Trin idad verificada por el Espíritu Santo. Cierto que es una acción «personal» del Esp íritu ; pero n o es exclusiva. Lo personal en Dios no excluye a las otras personas divinas, sino más bien las incluye en form a total, ya que la personalidad en Dios se constituye por el «im ­ pulso a comunicarse» a las demás personas divinas. No es movim iento hacia sí mismo, com o en el hombre, sino hacia otro.

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