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210 LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DEL ESPIRITU adoradores: reyes-sacerdotes, alaben a la Trinidad jun to con Cristo (Apoc. 1, 6; 5, 9-10). Ya sabemos que por el bautismo com ienza el hombre a participar en la dignidad regia de Cristo ®. Pero esta participación se hace más pe rfe cta por la con firm ación . Lo propio de la con firm a ción en este pun to podríamos expresarlo diciendo que, por la con firm ación , el cristiano queda oficia lm ente in ­ corporado a la milicia cristiana. Con esta analogía se quiere indicar que el cristiano es impulsado por la con firm a ción a vivir su vida con autenticidad, especialmente cuando la profesión de la fe exige un testimon io púb lico y en circunstancias difíciles. Que Dios haya puesto un sacram en to —la con firm a ción— para ayudarnos a vivir la vida bautismal-cristiana en los mom entos d ifí­ ciles y en cuanto tiene razón de testimon io público, no es del todo e x ­ traño para un teólogo. Tenemos otro ejem p lo que, a nuestro pare­ cer, es bastante semejante. Nos referimos a las relaciones que existen entre la función de las virtudes y de los dones dentro del organismo com p leto de la vida sobrenatural. Los dones p erfeccionan las virtu ­ des en orden a p ra ctica r los mismos actos en momentos d ifíciles y especialmente arduos-, cuando el m odo humano de obrar de las v ir­ tudes resulta insuficiente y se precisa el poder divino que venza las dificultades. A lgo análogo nos ocurre con el bautismo y con firm a ción . Es d i­ fícil señalar materialmente en qué com p leta la con firm a ción al bau ­ tismo. Sin embargo, m irando el problema en su aspecto formal, p od e ­ mos señalar un m odo especial de vivir las realidades sobrenaturales, cristianas com o e fe cto de haber recibido la con firm a ción . Este modo sería el siguiente: la con firm a ción nos con fiere la p len itud sacra­ mental de la vida recibida en el bautismo. Y esta mayor plenitud o perfección se nos hace visible en la gracia especial que la con firm a ­ ción con fiere para vivir la vida cristiana en momentos difíciles y cuando tiene carácter de testimonio público. b) La malicia cristiana .—Santo Tomás expresa esta verdad d icien ­ do que por la confirmación es constitu ido el hombre en soldado de Cristo 3‘ . San Buenaventura recoge otra comparación trad icion a l: la de atleta que lucha intrépidamente por el prem io 35. Subyace aquí la d is- 33. Alejandro de V illalmonte, El sacramento del bautismo: NaturGrac. 8 (1961) 57-58. 34. Summa, q. 72, art. 9, resp.; Más claro en Summa c. Gent. IV , cap. 60. 35. Sent. XV, d. 23, a. 1, q. 2 resp.; IV , 591b. Cfr. Breviloquium, p : V I, c: 8; V, 272b.

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