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ALEJANDRODE VILLALMONTE 203 obispos están en estado de perfección «sacram en ta l»..., pero n o ne­ cesariamente en estado de perfección ascética... C) ¿Qué significa la madurez o adultez « sacramental »?—Hemos ido aludiendo a ella e incluso ind icando su naturaleza, pero es necesa­ rio determ inarla más, en lo posible, ya que la doctrina de la T eo lo­ gía es imprecisa en este punto. a) Ya indicamos en otra parte el doble aspecto, doble vertiente de la vida cristiana : aspecto sacramental y ascético... No pueden se­ pararse, se exigen y com pletan mutuam ente... Así vimos hablando del bautismo que la «muerte-resurrección» sacramental realizada por el sacramento, debe llevar consigo la muerte p or actos personales: ascesis, m ortificación cristiana 1S. b) La con firm a ción nos con fiere la «plenitud sacramental» de la vida cristiana. Ello quiere decir que la perfección de la vida es una exigencia conna tura l de todo con firm ado ; p erfección que, lograda sacramentalmente en la con firm ación , ha de esforzarse el bautizado en ir realizando por medio de sus actos a lo largo de la vida. c) Al decir que tal p erfección es de tipo «sacramental» y precisa ­ mente p o r un sacram ento que imprime carácter, se quiere insistir en estas ideas: 1. Por parte de Dios quiere decirse que la voluntad de llevarnos a la p erfección de nuestra vida sobrenatural ha sido querida desde la eternidad (e le cción ); y luego testimoniada en el tiempo por la vocación al Bautismo; y finalm ente en fo rm a más intensa ha sido «consagrada» por el sello del carácter con firm a l, escrita y sellada por D ios en el fondo del alma del cristiano. Como docum en to fehaciente y autenticado. 2. Por darse esta «madurez» por vía sacramental, tiene la lla ­ mada a la pe rfe cción un carácter «e cle sia l»: es decir, que ante la Iglesia entera consta de que tal cristiano está en estado de adultez espiritual. Con e llo se subraya más o tro aspecto de la gracia — de toda gracia— en la actual econom ía de salva ción : aspecto eclesial de la gracia que Dios con cede a los cristianos. Es decir, que Dios tes­ tifica en púb lico que no quiere dar a los hombres su gracia sino es dentro de la Iglesia. Sobre la gracia sacramental estrictamente d i­ ch a está cla ro ; pero también sobre toda otra gracia, que siempre está en conexión con la Iglesia. 18. Alejandro de V illalmonte, El sacramento del bautismo. Reflexiones teoló- gico-kerigmáticas: NaturGrac. 8 (1961> 13-72. Especialmente pp. 14-22, 37-28, 62-67.

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