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ALEJANDRODE VILLALMONTE 197 y los dones crecen jun tos tod o a lo largo de la vida cristiana hasta llegar a su desarrollo p erfecto en el cielo. Lo propio de la con firm a ción es con ferirnos la p len itud ’’sacramental” de los dones del Es píritu Santo. La plen itud sacramental quiere d e c ir : n o sólo nos llama Dios al desarrollo sin límites de la vida cristiana sembrada en el bau tismo, sino, que esta vocación -llam ada está testimoniada p o r Dios con una consagración que se nos con fiere en la con firm a ción . La con sa gración añade, p or parte de Dios una m an ifestación nueva, más d e ci dida y clara de su voluntad. Y por parte del hombre una toma de c o n ciencia mayor de la responsabilidad y obligación de seguir la volun tad de Dios. La conex ión íntim a entre la con firm a ción y los dones del Espíritu Santo está continuamente afirmada en la Tradición. «Después del Bautismo — dice San Ambrosio'— son marcados con el sello espiritual, del cual se hab la hoy. Porque, salidos de la fuente bautismal, reciben la «p e rfe c ción »; cuando, p o r la invocación del sacerdote se les infunde el Espíritu sep tiform e: espíritu de sabiduría y de entendim iento, es píritu de con sejo y de fortaleza, espíritu de piedad y de santo temor, que form an com o siete m an ifestaciones de la virtud del Espíritu Santo» 10. Igualmente, en la Liturgia del rito de la con firm a ción el Obispo, con las manos extendidas sobre los con firmandos, p ide a Dios que sobre aquellos fieles regenerados y purgados del pecado por el Bau tismo, snvíe al Espíritu Santo septiform e, Santo Consolador: espíritu de sabiduría, entendim iento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, es píritu del temor filial hacia el Padre celestial n. Recibidos en plenitud los dones del Espíritu Santo, la vida del cristiano con firm ado se encuentra especialmente ba jo la acción y d i rección del Espíritu: los que’ son h ijos de Dios son guiados p or el Es píritu de Dios. Es la «vida según el Espíritu» de que nos hab la San Pablo. Por esta mayor intensificación y enraizam iento de los dones del Espíritu Santo en el alma del cristiano con firm ado, el Espíritu de Dios viene a enseñorearse de nuestro prop io y o para enseñarnos a v i vir desde Dios y a la m anera de Dios. La gracia recibida en el bautis mo, cuando llega a su madurez «sacramental» en la con firm ación , lle n a más intensamente al alma y la capacita, en form a más directa, próxima y perfecta , para recibir de con tinuo el impulso y la dirección que quiera imprim irle el Espíritu de Dios, para vivir ya en la tierra, aun en las acciones más ordinarias, de una manera verdaderamente 10. Rouet-Journel, Enchiridicni Patristicum, nr. 1338. 11. Pontifile Romanum : De confirmandis.
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