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196 LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DEL ESPIRITU piritu Santo vio Pedro que se derramaba sobre los gentiles, porque les oían hablar en varias lenguas y glorifica r a Dios (Act. 10, 44). En Efeso se verificó el mismo fenóm eno en los fieles a los que Pablo c o mun icó el Espíritu Santo p or la imposición de manos (Act. 19, 6). Pero hay otros efectos que diríamos más internos y permanentes obrados por el Espíritu en los fieles. Después del primer sermón de Pedro aparecen los fieles, ba jo el impulso del don de Pentecostés, un i dos en torno a las enseñanzas apostólicas, acudían con asiduidad a la fra cción del pan y a la oración. También la tendencia a poseer bienes en común era e fe cto del impulso del Espíritu Santo 3. San Pablo conoce la actividad carism àtica del Espíritu en la cris tiandades por él fundadas (I. C. 12); pero sobre todo presenta la vida entera del cristiano desarrollándose b a jo la acción del Espíritu- Santo. La nueva ley de vida que hem os recibido en Cristo, p or la in corpora ción a El en el bautismo, se describe m inuciosamente en los cap. 6 al 8 de la ep. a los Romanos. Pero está bien claro allí que la vida cris tiana, cuando llega á ser perfecta , es una vida en Cristo y que esta vida en Cristo, desde el princip io es un vivir en el Espíritu. El Espíritu que resucitó a Cristo — le dio la vida gloriosa a Cristo— es el que re side también en los cristianos. Los nacidos de Dios en Cristo son m o vidos p o r el Espíritu de Dios, que mora dentro de ellos para dar tes tim on io de la filiación de h ijos y pa ra pedir — con gem idos inenarra bles— que llegue a su p leno esplendor la realidad de h ijos de Dios que los bautizados llevan dentro de sí. C) En la confirmación recibimos los dones del Espíritu Santo en nueva y mayor plenitud. Las enseñanzas de la Teología sobre la in fluencia del Espíritu Santo en la vida cristiana podemos verlas com pendiadas en la doctrina sobre los dones. La doctrina de los dones la tomamos aquí en su con ten ido más sustancial ; prescindiendo de p o r menores de la doctrina teológica que son menos seguros y m enos in te resantes para incu lcar a los fieles la importancia de la con firm a ción y de la plenitud del Espíritu de Dios que ella nos con fiere. Es indudable que en el bautismo se nos infunde el Espíritu Santo y también sus dones, que son inseparables de toda ju stifica ción . Sin embargo, siguiendo el princip io trad iciona l de que la con firm a ción es la «consum ación -com p lem en to del Bautismo», también hay en la c o n firm ación una nueva, más intensa y específica form a de recibir los dones del Espíritu San to: es decir, que en la con firm a ción se com u n ican en su plenitud de acción al bautizado. La gracia, las virtudes 9. Act. 2, 42-47; 5, 1 ss.
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