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MIGUEL DE PESQUERA 157 Esta intromisión directa de la Iglesia en el mundo de la econom ía se podrá criticar desde más de un punto de vista. Pero es innegable, que aún reconociendo sus fallos y sus peligros, de hecho fue a lta ­ mente beneficiosa, pues salvó un bache difícil en la h istoria de la humanidad y puso en marcha, de nuevo, la econom ía en general. A l llegar los siglos xi y x i i , la Iglesia se retira. Continúa influyendo en la economía de entonces, pero lo hace indirectamente, a través de los hombres que ella ha formado. A esos nuevos directores de la econom ía la Iglesia les h a predicado ininterrumpidamente sobre el desprendimiento de los bienes de este mundo, y esto h a creado en ellos unas costumbres profundamente cristianas. Conformándose con esas costumbres los hombres del siglo xi desarrollan la economía. Saben aquéllos seglares beneméritos que sus quehaceres terrenos son hum ildes, que son «artes m inores», m ientras que hay otros trabajos más nobles que son «artes maiores». Además, creen en una Provi­ dencia que gobierna el mundo. Saben que la pobreza es recomendada en el Evangelio. Saben que son meros administradores de sus b ienes... Todos estos principios eran admitidos por los hombres que llevaban el peso de la econom ía en la Edad Media del siglo x i; a través de ellos la Iglesia in form a la evolución económica de aquéllos tiempos. Hay, además, otros dos principios claves que rigen la econom ía de entonces, y que vienen impuestos por la predicación de la Iglesia. Esos dos puntos son éstos: prohibición del préstamo a interés y f i- Esos dos puntos son : prohibición del préstamo a interés y fijación de precio justo. El primero tendía a hacer imposible la usura, ten ­ tación fácil de los tiempos difíciles. Y el segundo, a solucionar uno de los problemas m á s agudos de la econom ía de todos los tiem ­ pos. Sería largo exponer cómo logró ésto ; resumiendo podemos decir que el principio que entonces regía las operaciones comerciales se enunciaba a sí: el precio justo hace el contrato justo. Lo contrario de lo sostenido por la econom ía liberal: el contrato justo hace al precio justo. 2) La Nobleza. — Con la Iglesia, la Nobleza influye de forma de­ cisiva en la economía medieval. El desamparo de los pobres, en aque­ llos tiempos azarosos, lleva a éstos a ampararse en el poder de los nobles. Pero este apoyo lo tienen que pagar de alguna forma. Apare­ cen así las prestaciones, de cualquier forma que sean, que ligan con los ricos a los pobres adquiriendo aquéllos un poder excesivo, del que term inan abusando. El «feudalismo» y la «servidumbre» ad­ quieren un alcance económ ico real e importante. En relación con la econom ía la nobleza aporta ciertos valores positivos dignos de señalarse. Los nobles son, por profesión, idealistas, «caballeros». Ellos no se dedican al comercio, pues hay otras pro fe

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