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164 XIII CURSODE LA ESCUELA SOCIAL. Calvo, Abogado Colegiado de Madrid y Jefe del Servicio de Delega­ ciones del Instituto Social de Marina, expuso m inuciosa y claramente, diversos aspectos de la intrincada legislación española en torno al trabajo, y de las organizaciones que entienden en el quehacer laboral español. Comienza D. Angel Torres, h istoriando la form ación del Minis­ terio de T raba jo ; los hombres que le dieron vida y el com etido del mismo, tan to en tiempos de la Monarquía, com o durante la Repú ­ blica y en la actual forma de Gobierno. Se extiende en la descripción de las D irecciones Generales con los cuatro Institutos: Instituto de Previsión, Instituto de Marina, Instituto de Medicina e Instituto de M igración ; de cada uno de estos Institutos da su historia, su c o ­ metido, sus realizaciones y sus posibles defectos. Expone luego la form a ción y atribuciones de las Delegaciones de T rabajo, y de sus Delegados. Posteriormente se refiere a la Magistratura, sus antece­ dentes, con ten ido actual de la misma y su cometido. Term ina D. Angel Torres con un exhaustivo estudio en torno a la actual Organización Sindical Española, exam inando su engranaje doctrinal, su s'ven ta ja s, sus logros y sus probables d efectos; exam inándolo todo con hondura e independencia de pensamiento. F e l ip e B a r a n d ia r a n , Sociología positiva. F ernando G uerrero , Sico­ logía industrial. Los temas a que se ciñen todas las clases de Barandiarán, podría ­ mos reducirlos a estos títu los: «La vida en el grupo. Teorías sobre los grupos sociales. Clases sociales. Grupos geográ ficos y p rofesiona ­ les. Instituciones sociales»... La sociología es una ciencia em inentemente p rá ctica ; mira a la realidad concreta y visible, la que está ahí, delante de nuestros p ro ­ pios ojos. Y las clases de D. Felipe Barandiarán decididamente socio ­ lógicas, fueron directamente a estudiar esa realidad. ¿Por qué un hombre busca para vivir un «grupo social» determ inado? Porque los hombres no van a vivir a un sitio, a una región, a un barrio, porque s í; hay circunstancias y motivos que ju stifican ese irse a un lugar determ inado. Paralelamente el lugar, sitio o barrio, in fluyen en los hombres que lo habitan o frecuentan. La sociología m ira a todas estas cosas, y las estudia. E innegablemente es este estudio no sólo un medio para conocer, sino para obrar prácticam ente, de form a e fi­ ciente. Por n o tener esto en cuenta, es p or lo que están mal e n fo ­ cadas, y por lo que fracasan o no rinden lo debido, por ejemplo, tantas actividades sacerdotales; aún la misma distribución parroquial es con frecuencia un disparate desde este punto de vista, desde el punto

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