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160 MIGUEL DE PESQUERA ju stifica ción en razones éticas y religiosas. Como d ijo literalmente R icardo A lberdi: «lo que antes se halla proscrito p or la moral, ahora se encuentra justificado y hasta recomendado». Esta ju stifica ción , ese cam bio de mentalidad que hace laudable lo que antes no lo era fue posible gracias a estos dos m ovim ientos: Renacim iento y R e forma. — a) Renacimiento. El renacim iento supervalora el goce de este mundo. Ese goce frecuentem ente es posible gracias a las rique zas. Por tanto, hay que ir a la posesión de la riqueza en la mayor cantidad posible. En el mundo, — continúa d iciendo el Renacim iento— , se está bien si uno se sabe rodear de com odidades y con fort. Así, pues, miremos a este mirado, y amontonemos, sobre nuestro vivir, las com idades. Además, —y aquí viene la ju stifica ción ideológica, invitando a gozar de la vida— , ¿la vida y el mundo, n o nos les ha dado Dios para que los explotemos? El pensam iento del medioevo según el cual las riquezas son cosa efím era y este mundo es un «valle de lágrimas», queda arrinconado. — b) Reforma. Calvino es el p rin cipal hombre que el protestantismo presenta en este campo. Su p en sam iento se puede enunciar así: «el traba jo aparece en la doctrina de Calvino com o una tarea positiva, no com o algo subordinado, como una consecuencia del pecado original, con simple valor de expiación. Es una labor de ed ificación , de construcción positiva, mediante la cual el hombre adquiere también la certeza de haber sido predes tinado» (R. Alberdi). Para favorecer ese trabajo, Calvino — ‘(com o nuestros Carlos V)—-, a firm a ser lícito, lo que hasta entonces tenía proh ib ido la Iglesia Católica: el préstamo a interés. Además; la se cularización de los bienes de la Iglesia, promulgada por el Protes tantismo, perm ite a los seglares hacerse con riquezas en gran oan - tidad. El protestantismo favorece esa nueva mentalidad com ercial que apunta con la llegada de la Edad Moderna. ¿Y el catolicism o? También. La Iglesia católica, representada por sus hombres responsables, aún por sus santos, acepta la m archa h a cia el individualismo, tan beneficiosa para los negocios. El ca to li cismo de entonces predica la san tificación del hombre individual, no recalcando suficientem ente el alcance social de nuestros actos, ni su repercusión en la vida comun itaria y humana. La mentalidad del hombre, en la etapa que historiamos, ha cam biado. Con este cambio de mentalidad, y con los otros dos más arriba reseñados, la econom ía entra en un período de fran ca expansión. Frente a aquélla econom ía más o menos elemental de la Edad Media, la Edad Moderna, da paso a una econom ía con visos de grandeza. Pero, — tenemos que con fesarlo también— , con esta nueva evolución, importantes valores humanos com ienzan a resentirse.
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