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MIGUEL DE PESQUERA 159 la que tendrá lugar en los siglos xvm y xix, pero, sí que es consi­ derable la que ahora se produce. Además, existen los descubrim ientos geográficos. Si es verdad que Europa llevó a América el Evangelio, también lo es que con el Evan­ gelio introdu jo un ansia bien poco cristiana: la sed de oro. Los europeos se trajeron del mundo entero descubierto por ellos cuanto encontraron de va lor: de América se trajeron , por ejemplo, los m e ­ tales preciosos, y de Oriente, las famosas especias. Esto favoreció el com ercio de una manera asombrosa. Además, dio paso a que una burguesía, poseedora de gran parte de esas riquezas, desbancara, al menos en parte, a la hasta entonces omn ipotente nobleza. Los des­ cubrim ientos, pues, influyeron en la econom ía según una doble ver­ tien te: aumentando cuantitativamente la riqueza, y creando una nue­ va y extensa casta : la burguesía. Por otra parte, nuevas técnicas vinieron a suplantar a las antiguas, supon iendo ello un fuerte schock económ ico. Desde ahora los negocios no dejarán de repetir el grito animador de B a con : «¡p lu s u ltra !». 2) Transformación del régimen. — La econom ía, de local o re ­ gional, pasa a ser nacional. El régimen cantonal queda superado por otro de más extensión. La econom ía se hace naciona l en el sen ­ tido de que se extiende a toda la nación y en el sentido de que es denom inada por la política nacional. Las influencias de la Edad Me­ dia ceden ante esta otra que ahora se hace avasalladora: la política del Estado. Así, por ejemplo, Carlos V, p or razones políticas, legitima el préstamo a interés, dando así una ley con gran alcance e con ó ­ m ico. Más; el Estado, en casi todas las naciones europeas, com ienza a vender y a hacer ob je to de n egocio sus propios cargos. Por otra parte, el régimen de prop iedad cae, al ritm o de la política, en el más acentuado absolutismo. En la agricultura aparece el famoso «sis­ tema de cercados». En industria el traba jo y el capital se separan ; el capital se hace productivo por sí mismo, favoreciendo la econom ía y esclavizando a cantidades ingentes de individuos. En comercio, los com erciantes fuertes se enriquecen yendo, sin compasión, — «el di­ n ero es el d inero»—>, a estrangular al pequeño comercio. Con éstos y otros cambios las estructuras y regímenes avanzan por derroteros hasta ahora desconocidos. La Edad Media ha pasado. En lugar de la de entonces, una nueva econom ía com ienza pu jan te ; una econom ía más productiva, también menos humana. 3) Transformación de mentalidades. —1 Pero, toda esta trans­ form a ción que preside los nuevos tiempos no a fectó solamente a las estructuras o a las técnicas. El pensam iento o mentalidad también su frió una notable mutación. El espíritu de lucro que preside las re­ laciones económ icas de las nuevas sociedades pretende encontrar una

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