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XIII CURSO DE LA ESCUELA SOCIAL SACERDOTAL DE VITORIA Del 10 de agosto al 10 de setiembre, se celebró en Vitoria, el x m Curso de Sociología, organizado por la Escuela Social radicada en el Sem inario Diocesano de aquella ciudad. Los Cursos de la E s­ cuela Social de V itoria van en vanguardia dentro de los m ovim ien ­ tos sim ilares existentes en España. Digo esto sobre todo por el es­ píritu, y aún desarrollo de los m ismos. Claro que no voy a en juiciar ni la metodología, n i el contenido de las clases; inten tarlo rebasaría los lím ites de esta Crónica. S im ­ plemente quiero presentar un índice de los tem as abordados en es­ te X m Curso, aunque de rondón, se me cuele algún juicio aislado. Pero antes de presentar ese índice, deseo referirme a varios as­ pectos del Curso habido el verano ú ltimo en la Escuela Social de Vitoria. Fue interesante, an te todo, observar la inquietud que se respi­ raba en el ambiente del Curso. Fue interesante, aleccionador y con ­ solador. No hace mucho esto hubiera sido imposible en España. Hubo un tiempo, cuando el conservadurismo a ultranza, en materia de sociología, se veía como la postura del hombre prudente. Y o oí afirmar, casi ayer, a una persona grave y responsable: «la cuestión social no existe ». Bien, éso se podía decir «ayer». Hoy tal postura está rebasada ; hoy no hay persona con dos dedos de frente que n ie ­ gue la existencia de una cuestión social de envergadura, en el sen ­ tido ya clásico de aquella expresión. Además, son muchos los que se preocupan de esos problemas. En el elemento eclesiástico hay can ­ tidad de sacerdotes que se a fanan y viven, con intensidad y angustia, la problemática hiriente de la sociología. Quizás las Papas, con sus continuas alusiones al tema, hayan hecho arrinconar aquel cómodo «laisser faire» y hayan forzado esta preocupación. Para nosotros, es­ pañoles, tal vez haya resultado expoleador el ejemplo de otras nacio ­ nes como Francia o Bélgica. Pero, dejando a un lado las causas que lo h an provocado, lo cierto es que entre nosotros ya hay un grupo respetable de hombre conscientes que sienten acuciante la necesi­ dad de estudiar y solucionar los problemas sociales de nuestro m u n ­ do. Testigos de esa inquietud los sesenta sacerdotes que en la Escuela de V itoria estudian sociología todos los veranos.

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