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SIGNIFICADOS DEL YO (E n t o r n o a l p r o b l e m a s i c o l ó g i c o d e C r i s t o ) Al problema sicológico fundam en tal de Cristo, el de su concien­ cia h um an a : sujeto y térm ino \ va ligado h istóricamente otro pro­ blema sobre la posibilidad de admitir un «yo humano», en el H om bre- Dios. ¿Existe un «yo humano sicológico», pueden admitirse diversos y o en Cristo? An tes de aventurar una respuesta defin itiva, a jena a nuestro propósito de hoy, debe plantearse una cuestión previa: ¿se usa el y o para designar algo distinto de la persona? Porque, evidentemente, los defensores católicos del y o humano de Cristo, no se refieren a una persona hum ana, excluida en el Hom bre-D ios por el Dogma. ¿De qué realidad se trata? ¿Es un «homo assumptus», o un quelqu’un humano, individuo autónomo frente a Dios Trino? 2. El yo sicológico humano, que G a l t i e r admite en Cristo, no puede ni re­ m otam en te confundirse con esas peligrosas concepciones. Habla él de un yo sicológico humano, que es expresión conciencial, no de la Persona del Verbo, sino de la naturaleza asunta, hum ano principio formal de las operaciones hum anas de Cristo; y expresión también de su estado síquico actual. Puede preguntársenos, en primer lugar, si podrá admitirse en Cristo aquella realidad sicológica que se quiere expresar en el tér­ m ino «yo sicológico humano». Esta sería la primera cuestión previa, que suponemos aquí resuelta. Como la admisión de ese y o en Cristo es expresar que el su jeto-principio formal percibido por su concien­ cia hum ana es la naturaleza asunta, no destruye la unidad de per­ sona ; como no la destruye el admitir en su Human idad una con ­ ciencia de sí m ism a ; como no la destruye la autonom ía dinám ico - formal de la naturaleza a sun ta ; como no la destruye la realidad con ­ creta de una naturaleza hum ana perfecta, acabada, completa. Pero las objeciones lanzadas contra la admisión de un «yo sico­ lógico humano» en Cristo, suelen dejar intacta aquella cuestión p ri­ mera, para afectar solamente a la que ahora planteamos. ¿Se usa el térm ino y o para designar algo distinto de la persona? He aquí un interrogante a todas luces independiente del anterior. Porque, con ­ 1. V éase nu estro com en ta rio, Sobre la ”autonomía sicológica” de la Huma­ nidad de Cristo, en R evE spT , 19 (1959) 243-252. 2. E xpresion es de D e B a s ly y S e ille r respectivam en te. L a ú ltim a h a sid o co n ­ d en ad a al ser p uesto en el In d ice de L ibros P roh ibid os, el op ú scu lo de Seiller, La •psychologie humaine du Christ et l’unicité de Personne (R en nes, P aris 1951).

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