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80 LOS GRUPOS SO CIA LES Y LOS MEDIOS DE IN FO RM ACION e incluso a veces, vestido y costumbres parecidas. Estos rasgos co­ munes pudieran reducirse a los siguientes: a) La vida propia del grupo. El grupo tiene un cierta vida in­ dependiente de los individuos que le componen. No se trata de una independencia biológica. Toda organización tiene una historia que se caracteriza por su continuidad, por las vicisitudes de florecimien­ to y decadencia. Los grupos no mueren con los individuos sino que se prolongan en la historia y las vicisitudes de cada individuo no afectan como tal a la existencia del grupo. Y también viceversa. b) La unidad del grupo. Los socios del grupo se sienten ligados entre si. Este lazo de unión puede ser motivado preferentemente por un factor emotivo o por un interés común. Pero aún en este caso suele ser más o menos latente la unión afectiva. Esta unión se tra­ duce en la «conciencia de pertenencia». Los individuos del grupo «se saben» con unos mismos intereses, con unos mismos fines y con unos mismos propósitos. Esta voluntad del grupo se manifiesta en el espíritu de defensa como consecuencia del principio de conser­ vación. El grupo se defiende contra los elementos extraños dentro del ámbito propio y en el ámbito exterior. Todo individuo que ame­ naza la existencia del grupo es repelido por la comunidad como ene­ migo. Pero la existencia del grupo puede ser también amenazada desde fuera por otros grupos o por otros factores sociales. c) La tendencia a la expansión. Todo grupo es, en el fondo, pro- selitista y en este sentido es un «grupo de presión». Intenta ganar terreno en la consideración social, adquirir mayor influjo, abarcar a todos los interesados y convencer a los demás de la verdad de su causa. Esta tendencia a ganar no solamente a los individuos que le forman, confirmándoles en la opinión común del grupo, sino de ganar a los de afuera es la raíz de la publicidad: dar a conocer, propagar y justificar los fines. Particularmente los grupos de inte­ reses se han considerado siempre como auténticos representantes exclusivos, defensores, formuladores y directores de los socios y de los que se encuentran en la misma situación. Con ello va imido una cierta conciencia de responsabilidad y la justificación de sus inter­ venciones. El patetismo con que los sindicatos defienden la causa obrera no sería tan exaltado sino fuese porque en la subconsciencia se supiesen defensores de los intereses de amplias zonas de la po­ blación. d) Unidad de espíritu y de opinión. Existe en todo grupo una opinión predominante que no se impone fatalmente a los miembros, pero que inconscientemente les sirve de criterio. Por su parte los miembros no se comportan pasivamente sino que a su vez contri­ buyen con apreciaciones personales a la evolución de la opinión del

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