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ALEJANDRO DE V ILLA LM O N TE 69 aquélla creatura se ha convertido en algo «sustancialmente» dis­ tinto: hijo de Dios. Se ha logrado, por la fuerza del Espíritu de Dios, un hombre nuevo y superior, una nueva creatura, según acabamos de describir. 2. Orientación bíblico-litúrgica de la predicación y pastoral bau­ tismal. En realidad, todo cuanto hemos hablado sobre la «teología bau­ tismal», a lo largo de nuestro estudio, está amplia y reiteradamente fundado en la Biblia y en la Liturgia. Pero, por motivos obvios, fue necesario presentar en forma «elaborada» los datos e ideas que en estas Fuentes se nos ofrecen. Manteniendo esas mismas ideas, la predicación directa al pueblo, conviene que esté más inmediatamente dependiente y aún calcada sobre las formas de expresión de la Biblia y de la Liturgia. No necesitamos volverle a aludir al pensamiento del N. T., sobre el bautismo, ya que los hemos expuesto ampliamente. En los Santos Padres y en la Liturgia encontramos abundante uti­ lización del Antiguo Testamento para exponer a los fieles el misterio del bautismo. Leídos los textos viejotestamentarios a la luz del N. T. adquieren gran valor para una exposición «kerigmática» de la teo­ logía bautismal. Tiene esta doble ventaja importante: en su forma literaria hablan a la imaginación y al sentimiento popular por me­ dio de narraciones populares, ejemplos y símbolos de fácil asimila­ ción. En su plano teológico tiene esta enorme ventaja: contribuyen a encuadrar el bautismo personal de cada uno en toda la amplitud de la Historia universal de la Salud. Ya que en el bautismo tienen verificación plena —en el círculo de lo individual— las grandes ideas que presiden todo el desenvolvimiento de la Historia de Salud y toda la economía de Salvación: la creación, la vocación divina y elección gratuita de un «pueblo», la salvación de Egipto y de todos los ene­ migos; la redención del cautiverio babilónico (del pecado) la pre­ servación de la idolatría para que sea una nación santa, pueblo sacerdotal al servicio de Dios. Particularmente interesante resultará el hacer converger todas estas ideas en torno a la idea de la « Alianza » de Dios con su Pueblo. Si hay alguna idea sintetizadora de la teo­ logía del A. Testamento es esta de la Alianza. La Nueva Alianza la estableció Jesús en la Cruz, en su muerte y resurrección. Se reitera cada día en la Misa y se hace acontecimiento «personal» en cada hombre por el sacramento del bautismo ‘7. 47. E n o t r a p a r t e h e m o s h e c h o a lg u n a in d ic a c ió n s o b r e la « t e o lo g ía d e la

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