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ALEJANDRO DE V ILLA LM O N TE 63 cente «concepción cristiana del hombre», son muy amplias. Vamos a indicar —esquemáticamente— las ideas que, para una concepción cris tiana del hombre (para un humanismo cristiano), nos sugiere la te o logía bautismal. Esta contribución de la teología bautismal a una con cepción cristiana del hombre, podrá guiarnos en muchos momentos de nuestro apostolado sacerdotal. El esquema que ofrecemos en este apartado puede rellenarse fá cilmente a base de las ideas expuestas todo a lo largo de nuestro estudio. 1. Nueva ’’existencia” humana. — El bautismo es presentado con tinuamente en el N. T. como «nacimiento» del hombre a una vida nueva. San Pablo habla insistentemente del «hombre nuevo». Este hombre nuevo es el bautizado, el que «está-en-Cristo», por el bau tismo. Esta nueva «situación» que logra el hombre al ser bautizado, no es para él algo extrínseco, fugaz. Para la visión cristiana del hom bre, la existencia en que entonces entra, la situación nueva en que es colocado por el bautismo, es una situación «existencial-ontológica», es la adquisición de un «nuevo ser». Ya que el e sta r -en -C r isto se verifica por la introsuscepción de una realidad física inherente al hombre: la gracia, como participación físico-real de la naturaleza divina. Para el hombre «natural» este «existir-en-Cristo» resultaría accidental y advenedizo. Para una visión teológica del hombre, la «existencia-en-Cristo», es lo sustancial, la realidad y el hecho radical con que hay que contar para entender al hombre que ahora «nace» en el agua y en el Espíritu. Creado el hombre como «ser sobrenatural», todo lo demás que le acontece en la vida adquiere nuevo sentido, ra dicalmente distinto y superior. 2. Nueva mentalidad. — Lo que llamamos nueva mentalidad del bautizado incluye dos cosas: nueva aptitud de la inteligencia para ver la realidad integral, y nuevos contenidos mentales. El bautizado está dotado de nuevas aptitudes intelectuales, por el hecho de que su inteligencia es elevada y fortalecida por el don de la fe. Igual mente, es dotado de nuevos contenidos mentales, ya que todas las verdades reveladas sobre Dios, el universo, el hombre y las relaciones mutuas se ponen a su disposición. El bautismo es el «sacramento de la fe» *5. El neófito pide la fe al émpezar el ritmo bautismal. En este caso la fe significa dos cosas: la fe como virtud y fuerza divina que robustece la actividad intelec tual del hombre; y la fe como conjunto de verdades reveladas que la Iglesia recibió de Dios y entrega, en su nombre, a los hombres. 45. C am e lo t, Ob. cit., pp. 16-103.
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