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16 E L SA C R AM E N T O DEL BA U TISM O 3. Dóble aspecto del «seguimiento-» de Cristo. Las características peculiares de una espiritualidad eclesial, sa­ cramental (y, en nuestro caso, bautismal) se aprecian a sí mismo desde otro punto de vista: considerando la vida cristiana en su de­ sarrollo como segu im iento de C risto; y haciendo ver que a Cristo le podemos seguir por el camino de la ascesis y por el camino de los sacramentos. Ambos caminos se implican mutuamente, son simul­ táneos, compresentes uno a otro y se completan. Se dice acertadamente que la vida cristiana consiste en el segui­ miento de Cristo, en su imitación, en la transformación, identifica­ ción con Cristo; la reproducción en nosotros de Cristo, ser —en una palabra— otro Cristo. Generalmente se piensa en el aspecto ascéti­ co, —de actividad humana— que lleva consigo este «seguimiento»; pero no creemos deba olvidarse el plano más profundo de este «se­ guimiento» : el plano sacramental que da hondura y sentido defi­ nitivo al seguimiento que se verifica por despliegue de la actividad humana. Vamos a examinar brevemente este doble aspecto de la vida cristiana como segu im ien to de Cristo 5. En todo seguimiento hay que señalar cuidadosamente cuál es el «camino», y cuál es el «término» de llegada de los que realizan el camino: el guía y el que sigue sus huellas. El cam ino de Jesús podemos trazarlo, en su rasgo esencial, diciendo que Jesús anduvo por el camino de la obediencia absoluta a su Padre celestial, la obediencia incondicional del Siervo de Yavé que se entre­ ga a la muerte con un silencio cargado de inmenso contenido reli­ gioso. Esta obediencia envuelve toda la actividad mesiánica de Je­ sús como Fundador del Reino de Dios en el mundo. Su vida es un continuo servicio religioso al Padre cumpliendo la voluntad de El en el establecimiento del Reino de Dios: por medio de la predicación, los milagros y, sobre todo, por la muerte. El térm ino a donde Jesús llegó, caminando en obediencia es la exaltación del obediente y humillado Siervo de Yavé, como premio a aquella obediencia absoluta, en la cual su condición de «Hijo de Dios» tiene su máxima expresión sensible. La exaltación tiene lugar, ante todo, delante del Dios Padre, cuando Este resucita a su obedien te 5. Los principales textos sobre el seguimiento de Cristo y su interpretación pueden verse en K ittel , ThW. zum NT., art. «akolouzso», I , pp. 210-215. E . S chweizer , Erniedrigung und Erhöhung bei Jesus und seinen Nachfolgen (Zü rich, 1955). So­ bre la doctrina general del «seguimiento de C risto» véase, sobre todo, F . T illmann , Handbuch der Katholischen Sittenlehre, Bd. I H : die Idee der Nachfolge Christi, Bd. I V : die Verwicklung der Nachfolge. Düsseldorf, 1933-1955.

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