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ALEJANDRO DE V ILLA LM O N TE 49 ner en forma esquemática y con toda la claridad posible el pensa­ miento de Pío XII en la encíclica .«Mediator Dei». Cuando se dice que ios fieles son oferentes, «ofrecen» el sacri­ ficio de la Misa, conviene, ante todo, distinguir el sentido y alcance de las palabras «ofrscer-ofrenda-ofrecimiento». «Ofrecer» en el sentido teológico más riguroso y técnico significa «inmolar, sacrificar la víctima y —en su caso— , destruirla física o místicamente en honor de Dios. Hablando en concreto de la Misa «ofrecer» este sacrificio en sentido riguroso y técnico significa «in­ molar» mística y realmente a Cristo por medio de las palabras ri­ tuales ; hacer presente a Cristo sobre el altar en estado de víctima. En el lenguaje corriente hablamos de «consagrar», realizar el acto de la consagración. «Ofrecer» en un sentido más amplio —aunque siempre dentro del lenguaje religioso y sagrado— significa poner cualquier acción en torno a la víctima, ya sea cuando esta va a ser inmolada, ya tam­ bién sobre la víctima después de la inmolación. Tales actos serian: pre­ sentación a Dios de la víctima que se va a inmolar, o presentación de la misma ante la Divinidad para conseguir con más amplitud deter­ minados efectos espirituales: adoración, acción de gracias, petición. En lenguaje español corriente, «ofrecer», suele reservarse para el sentido que nosotros hemos llamado «amplio» y para el sentido técnico habría de emplearse mejor la palabra «consagrar». Teniendo a la vista esta precisión terminológica, podemos deter­ minar mejor el sentido en que los bautizados «ofrecen» el sacrificio de la Misa. O frecer en sen tido técn ico, e. d., «inmolar» a Jesucristo sobre el altar por medio de las palabras rituales, lo realizan: a) La Iglesia, ya que ella, como organismo sobrenatural, «inmola» la Víctima divina, destruyendo en sentido real-místico la vida de Jesús en obsequio a la Trinidad. Esto lo realiza la Iglesia por medio de algunos de sus miembros calificados y «ordenados», los presbíteros. — b) Inmola en sentido técnico, e. d., inmola a Jesucristo el «sacerdote ordenado», ya que con sus palabras, dichas en el momento de la consagración, destruye la Víctima divina en obsequio a la Trinidad. Mata mística­ mente a Jesús, poniendo sobre el altar visible y ritualmente sepa­ rados su Cuerpo y su Sangre bajo especies distintas. Ampliando esta terminología a los bautizados que «ofrecen la santa Misa», hemos de afirmar: a) Los fieles no «ofrecen» el sacrificio de la Misa en sentido técnico. Ellos no inm olan a Jesús, ninguna acción física de los bauti­ zados contribuye directamente a destruir la Víctima divina. Sólo 4

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