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al santo Sacrificio seguros de su dignidad y de la función activa que deben desarrollar. Ningún acto de su vida es tan noble como este de ser oferentes con Cristo en el Sacrificio de la Misa. Por otra parte, ya que el sacerdocio de los fieles es uno de los grandes temas de nuestro tiempo, conviene que sobre él tengan los cristianos ideas claras y sobrias; a fin de evitar las peligrosas desviaciones que el Papa Pío XII delata en la encíclica «Mediator Dei». A) El h echo de la participación. — Que los fieles hayan de par­ ticipar activamente y «sacerdotalmente», como oferentes del Sacri­ ficio, es doctrina afirmada con insistencia y seguridad en la tra­ dición de la Iglesia. El Concilio de T ren to afirma, de una manera general, que la Iglesia entera es oferente en el sacrificio de la Misa: Jesucristo en la última Cena instituyó la nueva Pascua, nueva Víctima pascual que ha de ser inmolada sacramentalmente por la Iglesa, por ministerio de los sacerdotes **. Aquí son los sacerdotes «ordenados» los que inmolan a Cristo; pero ellos obran en nombre de toda la Iglesia compuesta de los fieles todos. Al inmolar toda la Iglesia en cuanto Comunidad cultual, todos los bautizados inmolan. El sacerdote «ordenado» es representante de la Iglesia en este acto público y social de ofrecer el Sacrificio. En otra parte se dice que la Misa es siempre un acto público, aunque se celebre en retiro, sin asistencia de fieles. Ya que en todo caso el celebrante cumple sus función no como acto propio, sino como acto de todos aquéllos que son uno en Cristo, acto de todo el Cuerpo místico. En la Liturgia de la M isa se encuentra con frecuencia esta idea. Ya está el hecho básico de que la Misa es por su esencia un acto de culto comunitario. Ateniéndonos al «ordinario» de la Misa romana, recordamos estos textos: ”in spiritu hum ilita tis...” . ’’Orate fratres, ut m eum ac vestrum sa crificium ...” ” Et omnium circunstan tium . . . ” . ”Hanc ig itu r ...”. ” Unde e t m em o r e s ...” . Los Santos Padres encontraron oportunidad para exponer esta doctrina comentando las palabras de San Pedro I, 2, ya citadas; o bien las de Malaq. 1, 11, sobre la hostia inmaculada que se ofrecerá en toda la tierra. San Agustín dice: «Todos sacerdotes, porque todos son miembros de un único sacerdote» 3‘. Y el Papa Inocencio n i : no sólo ofrecen los sacerdotes, ofrecen también todos los fieles. Por­ ALEJANDRO DE V ILLA LM O N TE 47 33. « N a m c e le b r a t o v e t e r i P a s c h a ... n o v u m In s titu â t P a s c h a , s e ip s u m a b E c c le s ia p e r s a c e r d o t e s s u b s ’.g n is v is ib ilib u s in m o la n d u m in m e m o r ia m t r a n s itu s s u i e x h o c m u n d o a d P a t r e m » D . 938. 34. D e C i m ia t e D e i, lib . 20, c a p . 1 0 : C o r p u s C h r is t ia n o r u m . S e r ie s la tin a , X L V I H , p. 720.

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