PS_NyG_1961v008n001p0013_0071

36 EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO «del hecho fundamental del bautismo deriva a todos los cristianos la obligación de preocuparse del bien común de la Iglesia, contribu­ yendo con sus oraciones y sacrificios a la propagación del reino de Dios» Teniendo en cuenta estos textos pontificios y la misma naturaleza de las cosas, se llega a la conclusión de que el bautismo, al hacer al hombre «ciudadano» de la Iglesia, de la Ciudad de Dios, le im­ pone la obligación de dedicarse al bien común de la sociedad ecle- sial. Esto lleva consigo la «vocación al apostolado» para todo cris­ tiano. Más adelante volveremos sobre esta idea, al hablar del ca­ rácter bautismal como participación en la dignidad regia y profètica de Cristo. Y sobre todo al hablar de la Confirmación, en que la vo­ cación al apostolado es completada. IV.—LA VIDA DEL BAUTIZADO COMO «VIVIR EN CRISTO» El bautismo nos da un principio de vida sobrenatural, nos incor­ pora a Cristo al darnos su Espíritu. Por el Espíritu entramos en co­ munión con la divina naturaleza, queda depositada en nosotros la «semilla de Dios» : la gracia como participación real de la natura­ leza divina. 1. Al nuevo ser, nueva operación. Pero no hay sólo una incorporación «óntica», constitutiva y ra­ dical a la vida de Cristo. Hay que incorporarse a Cristo en forma más concreta y dinámica: hay que reproducir la vida de Cristo en cuanto ésta es algo que hay que vivir, el quehacer radical de cada uno. En otras palabras, el bautismo no sólo funda una nueva situa­ ción «ontològica» del hombre, sino que exige un nuevo com porta ­ m ien to en conformidad y como continuación operativa de aquella situación ontològica. Según un principio filosófico, todo ser se despliega en acción (ope­ ran sequitur esse). Esto acontece sobre todo en Dios, donde —si es posible hablar así— la Trinidad se «constituye» por la corriente de vida infinitamente comunicativa que va desde el Padre, por el Hijo, al Espíritu Santo. Tal como lo explicamos en el apartado anterior, el cristiano es un hombre ónticamente fundamentado en Cristo: un hombre que está 29. A A S ., VOl. 43 (1951) pp. 784-792.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz