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ALEJANDRO DE V ILLA LM ON TE 35 a los otros. El bautizado nunca ora ni sufre solo: su acción tiene siempre repercusión comunitaria. La multitud de los hijos de Dios ora y sufre con él. Es un coro de adoradores en torno a Cristo, sumo gloriflcador de la Trinidad. b’) Los deberes fundam en tales del bautizado por el hecho de en­ trar en la Iglesia, podríamos señalarlos en forma esquemática: En primer lugar, adquiere los deberes que resultan connaturalmente por el hecho de estar en sociedad con otros hombres: deberes con los Superiores, iguales, inferiores. El cristiano t'ene la obligación, de base sobrenatural, de la obe­ diencia religiosa a las enseñanzas, y mandatos de la Jerarquía ecle­ siástica. Debe también colaborar en todas las empresas comunes de la Iglesia, dirigidas por la Autoridad: apostolado universal en cualquiera de sus múltiples manifestaciones. En toda empresa auténticamente eclesial. Los medios fundamentales que la misma naturaleza de las cosas pide e indican los Papas, son: oración, buen ejemplo, sacri­ ficio, apostolado y actividad exterior bajo la dirección de la jerar­ quía, medios materiales al servicio de la Iglesia. Cada cristiano según sus posibilidades, capacidad y preparación en los diversos ramos de la actividad, debe colaborar al bien común de la Iglesia. Pío XII, en la encíclica «Mystici Corporis» ” , compendia los de­ beres de los cristianos para con la Iglesia en esta recomendación: « ¡Amemos a la Iglesia!»: amor sólido a todas las grandezas de la Iglesia y benevolente ante sus debilidades humanas. Amor eficaz, co­ mo Cristo amó a su Iglesia. Cristo amó a su Iglesia como a su Esposa: con plenitud de afecto, con perseverancia, con eficacia; orando por ella en todas las necesidades, padeciendo libre y gustosamente por Ella para ofrecerla hermosa ante Dios (Ef. 5, 23-32). Los últimos Papas insisten en que la obligación que el cristiano tiene de preocuparse del «bien común» de la Iglesia, arranca del bautismo: «este deber se desprende del sacramento del bautismo, aun­ que los profanos no lo vean con toda claridad. Porque él nos hace miembros de la Iglesia, esto es, del Cuerpo Místico de Cristo; y estos miembros, como los de cualquier otro cuerpo, han de buscar la uti­ lidad mutua y el bien común. Por consiguiente, el uno debe ayudar al otro; ninguno ha de permanecer inactivo, antes bien, cada uno, de la misma manera que recibe, debe también dar» 2S. En él Congreso Internacional de Apostolado Seglar, decía Pío X I I : 27. E l t e x t o O fic ia l e s p a ñ o l e n E c c l e s ia 3 (1 9 4 3 ) 2." S e m e s tr e , p . 3 4 2 ; n r . 116. 28. E x o f f ic io s is l it t e r is , a l C a r d . O b is p o d e L is b o a . A A S . 26 (1 9 3 4 ) p . 629.

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