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ALEJANDRO DE V ILLA LM ON TE 33 cerdotales y el hábito monacal. Según esta manera de ver el vestido, éste significa aquéllo que da al hombre su valor y su dignidad en la comunidad humana a que pertenece. No es algo puramente externo, sino una cualidad y una forma que afecta íntimamente a la persona. Teniendo en cuenta esta mentalidad de los antiguos, podemos en tender mejor el sentido del «vestirse de Cristo», de que habla San Pablo: significa embeberse, impregnarse de Cristo, constituirse in teriormente en otro Cristo. Nosotros, en nuestro lenguaje actual, ha blamos más bien de una «sicología del vestido». La forma de vestirse delata los sentimientos del alma: la distinción, la delicadeza, la ele gancia, el respeto a los demás; y también el abandono, la grosería, la frivolidad. Por eso, al vestirnos de Cristo en el bautismo, queda mos interiormente transformados por el ser de Cristo, y exterior- mente tenemos la precisión de apropiarnos sus sentimientos y su comportamiento. C) Iluminados en Cristo. — La luz es en todas las culturas sím bolo del bien, de la alegría, de la plenitud, y de la Divinidad. Sobre todo, los antiguos cultivaban un sentido metafísico-religioso de la luz. La luz es el constitutivo de las cosas buenas en cuanto buenas; la luz es Dios y una participación de Dios. Refiriéndose a Dios, entrar en la luz es entrar a participar de la naturaleza divina, que es buena, benéfica, fecunda y creadora como la luz. San Pablo presenta el bau tismo como el momento en que el hombre es iluminado por la luz de Cristo, por Cristo que es luz. Vestirse de la luz de Cristo es ves tirse de su realidad gloriosa y triunfadora de los poderes del mal M. 2. Incorporación a la Iglesia jerárquica. A) El hecho. — Que el bautismo sea la puerta de entrada en la Iglesia jerárquica, está claramente afirmado en la Escritura. Jesús afirmó la necesidad del bautismo para entrar en el reino de los cielos (Jn. 3, 5). Y aunque el concepto de «reino de Dios» es más amplio que el de Iglesia jerárquica, pero también la incluye a ésta. En los H echos de los Apóstoles aparece el baut'smo como el rito sagrado por el que los hombres son agregados a la naciente Iglesia 23. Es conocida la denominación tradicional del bautismo como «puerta de la Igle sia» 2\ En la liturgia bautismal esta idea se formula con claridad e insistencia. Al acercarse el catecúmeno a recibir el sacramento, se le 22. S o b r e e l b a u t is m o c o m o s a c r a m e n t o d e la « ilu m in a c ió n » c r is t ia n a v é a s e P . T h . C a m e lo t , S p i r i t u a l i t é d u b a p t ê m e , p p . 85-103. 23. A c t . 2, 3 7 -4 1 ; A c t . 10, 4 4 -4 8 ; I b . 8, 12-16. I b . 9, 10-18. 24. D e n z in g e r , E n c h i r i d i o n S y m b . , n r . 324, 697, 895. 3
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