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3 0 EL SA C R AM E N TO DEL BA U TISM O tanto, también compañero de combate contra los poderes del mal: el pecado, el dolor y la muerte. 3. La vida cristiana com o continuo renacer. La vida nueva creada en nosotros por el bautismo hay que en tenderla en un sentido íntegramente dinámico y operativo. Al entrar en la Familia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo entramos en una corriente de vida infinitamente intensa. La vida de los Tres consiste en la donación de vida que el Padre hace al Hijo y ambos al Espíritu Santo, y el recibir del Hijo y del Espíritu Santo. Esta do nación se verifica en el «hoy» perenne de la eternidad. Empieza siem pre de nuevo en cada uno de los momentos de nuestro tiem po de creaturas. La vida siempre virginal y nueva del Padre, del Hijo y del Espíritu, es el contenido y al mismo tiempo el modelo de nuestro vivir de cristianos. De ahí que la vida cristiana haya que considerarla como un ininterrumpido renacim iento para Dios. En las buenas obras de cada día seguimos naciendo para Dios. Feliz, dice Orígenes, el que nace de Dios y no sólo una vez, sino que nace de Dios en cada buena obra; porque en ella Dios le da vida de nuevo... Dios Padre en todo tiempo engendra al Hijo y en El te engendra a ti. Puesto que mien tras mantengas el espíritu de filiación divina, en cada buena obra tuya, en todo buen pensamiento te engendra. Y así serás en cada momento un recién nacido hijo de Dios en Cristo Jesús. El Verbo, dice San M etod io, se encarnó en la Virgen, pero cada día se encama en el seno de María, y también en el espíritu de cada uno de nosotros. Por la fe y el amor mientras permanecen en el alma es Cristo en gendrado. San Cirilo propone el ejemplo de la Virgen María, imagen y arquetipo de la Iglesia y de cada alma cristiana. Por la encarna ción quedó la naturaleza humana santificada y hecha fecunda para engendrar a Cristo. Lo cual sucede por la vida santa de los cristianos. Mediante esa vida santa se va formando Cristo en nosotros y va progresivamente adquiriendo en nuestro interior los rasgos que le son característicos u. Es este uno de los grandes temas de la teología espiritual y de la mística experimental. Pero el místico cristiano no hace más que experimentar la realidad que ya había recibido en el bautismo 20. 19. Los anteriores textos y otros pueden verse en M . S chmaus , Dogmatik, Bd. IV/1 (München, 1952) p. 101. 20. Sobre la vida del cristiano en la T rin id a d cfr. S an J uan de la C ruz , Llama
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