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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 2 7 cubre el misterio de la elección divina es para explicarnos el sentido de lo que acaba de acontecemos en el tiempo. El hecho que nuestra elección sea eterna inculca fuertemente en nosotros esta idea: la seguridad inconmovible del amor con que Dios nos quiere, ya que es un amor de predilección que brotó en su corazón paternal desde la eternidad. Y por otra parte quiere subrayar el hecho de que Dios nos ama de gracia, sin merecimiento nuestro; ya que Dios nos amó pri mero que nosotros le hayamos amado, desde la eternidad, antes si quiera de que existiésemos u. En el diálogo de Jesús con Nicodemo queda bien resaltada la idea de que el bautismo obra un renacimiento de gracia. Jesús mismo se presenta como ven ido del cielo. Los esfuerzos y el inquietarse de los hombres nada pudieron hacer para que El viniese al mundo. Y todo lo que Jesús trae al mundo es también «venido del cielo». Del cielo es la doctrina sobre la regeneración; y la misma regeneración por el agua y el Espíritu es también una realidad venida del cielo. El nacer para Dios no acontece por herencia de sangre, ni por impulso de la carne ni por la gana de un hombre, sino que se nace «de arriba», del cielo, de Dios. Aun en nuestro modo de hablar la frase «venido o caído del cielo» expresa la completa ausencia de cooperación humana, la amplia liberalidad de Dios. Dios nos da la nueva vida sobrenatural con la misma «graciosidad» con que nos da la lluvia, el sol, el rocio, el perfume de las flores. En fórmula literariamente bella expresó Jesús la gratuidad de la gracia bautismal diciendo: «el viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo nacido del Espíritu» (Jn. 3, 8). El bautismo no es una corriente de agua fres ca donde nosotros vamos a apagar nuestra sed y limpiar nuestra su ciedad: es una corriente de vida divina que brota del cielo, se apo dera de nosotros y nos lleva consigo hacia la Trinidad, mar inmenso de las almas. La gratuidad omnímoda de todo orden de sobrenaturaleza que Dios empieza a realizar en nosotros por el bautismo, ha de ssr bajo diversas formas, uno de los temas más constantes de la predicación y cura de almas en general. Todo a lo largo de la historia de Salud se complace Dios en demostrar que otorga su gracia libremente, por pura benevolencia y bondad, según su beneplácito. No quiere que la creatura le arrebate este honor que le es debido como Señor. Es una de las ideas básicas de toda la economía de salvación. Pero los hombres, por su parte, continuamente intentan «natura 14. I J n . 4, 10, 1 9 ; R o m . 8, 28-39. E f. 1, 3ss.
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