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2 6 E L SA C R AM E N TO DEL BA U TISM O hacia el Hijo y culmina en el Espíritu Santo, por el bautismo entra en el espíritu humano se apodera de él y le lleva, a través del cam­ po de la vida; a través del dolor y de la alegría, entre abismos y altas montañas, en todo el variado acontecer de la existencia humana, has­ ta la acogedora intimidad del hogar dél Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como dice San Buenaventura la vida eterna es esta: que el espíritu humano que procede de la Trinidad y es imagen de la Trinidad, re­ produzca en sí mismo la vida de la Trinidad por la actividad de su memoria, entendimiento y voluntad y se reintegre, finalmente, en el seno de la Trinidad 12. La misma idea se expresa en la afirmación de que, por el bautis­ mo, el hombre comienza a estar «habitado» por la Trinidad: Los Tres vienen a él como moradores de su alma,consagrándole templo vi­ viente de Dios. Más tarde insistiremos en este punto. C) Comunicación de un principio vital divino .—En laculturapo­ pular universal en la sangre va la vida. La sangre significa y con­ tiene el principio vital, la naturaleza humana. En el bautismo nos hacemos partícipes de la naturaleza divina (2 Pet. 1, 4). La gracia de nuestro Señor Jesucristo, la caridad del Padre y la comunicación del Espíritu vienen a nosotros (2 Cor., 13, 13). La acción del Espíritu que nos engendra a nueva vida, no es una fuerza que se apoderó de nos­ otros un momento y luego pasó: San Pablo nos dice que el Padre nos ha ungido, nos ha sellado con el Espíritu n. Nos ha dado ya en pren­ da (arras) lo que nos va a dar luego en plenitud y seguridad ab­ soluta (Ef. 1, 3; 4, 30). El apóstol San Juan nos habla de la «semilla de Dios» que está en nosotros (I Jn. 3, 9). Está en nosotros en ger­ men la vida eterna y ser divino que tendremos desarrollado en el cielo. La doctrina de la gracia como participación formal físico-real de la naturaleza divina, tiene aquí su primera y ya íntegra aplicación. D) Nacim iento del todo gra tuito .-^Lo mismo que la vida natural, también la sobrenatural se le da al hombre sin que él haya contribui­ do nada a su adquisición. La vida cristiana es un regalo espontáneo de la amabilidad de Dios. El bautismo es el primer acto por el que Dios comienza a cumplir en tiempo' y espacio, los designios de salvación que tenía sobre el cristiano desde la eternidad. Precisamente, si la Escritura nos des­ 12. «V ita actema haec sola est, ut spiritus rationalis, qui manat a beatissima Trtn ita te et est imago Trin ita tis, per modum cuiusdam circuii intelligibilis redeat per memoriam, intelligentiam et voluntatem, per deiformltatem gloriae in bea- tissimam Trinita tem . Q. Disput, de Mysterio Trinitatis, q. 8, ad 7m. C fr. «Obras de San Buenaventura» (ed. BA C ., Madrid, 1948), tom. V, p. 396. 13. Ef. 1, 13; 2 Cor. 1, 21-22. E f. 4, 30.

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