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C A R L O S DE V IL L A P A D IE R N A 7 Una idea fundamental está en la base de todo el raciocinio del Apóstol: la fe cristiana, la conversión , no exige un camb'.o de estado, cada uno, en principio, debe permanecer en el estado en el ctial fu e llamado. Uno se inclina a deducir de la lectura del capítulo que en Corinto existían ciertos puritanos que negaban al cristiano el derecho al ma­ trimonio y al uso del mismo. A lo que el Apóstol contesta en los pri­ meros versículos: «Comenzando a tratar de lo que me habéis escrito, bueno es al hombre no tocar mujer; mas, por evitar la fornicación, tenga cada uno su mujer, y cada una tenga su 'marido. El marido pague a la mujer, e igualmente la mujer al marido. La mujer no es dueña de su propio cuerpo: es el marido; e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo: es la mujer. No os defraudéis el uno al otro, a no ser de común acuerdo por algún tiempo, para daros a la oración, y de nuevo volved al mismo orden de vida, a fin de que no os tiente Satanás de incontinencia. Esto os lo digo condescendiendo, no mandando. Quisiera yo que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene de Dios su propia gracia: éste, una; aquél otra. Sin embargo, a los no casados y las viudas les digo que es bueno permanecer como yo. Pero si no pueden guardar continencia, cásense, que mejor es casarse que abrasarse» (7, 1-7). Los comentaristas se proponen la siguiente cuestión: ¿Habla San Pablo en este pasaje solamente del uso del matrimonio o también de la licitud de contraerlo? Los modernos, en general, prefieren lo primero, porque así se explica mejor cómo el matrimonio es «reme- dium concupiscentiae». Sin embargo, creo que San Pablo habla tanto de «matrimonio contrahendo», como del uso del matrimonio contraído, y que pone de relieve en el pasaje el primer aspecto. La expresión «bueno es al hombre no tocar mujer», es universal, pues no dice «andrí» (marido), sino «anzropo» (hombre). La vida de soltería es laudable, es buena («kalós»); aunque de la palabra «kalós» no se deduce la superioridad sobre el matrimonio a quien llama igualmente «bueno, laudable» (kalós), en el deseo del escritor es un estado más perfecto, pues pre­ fiere que los hombres permanezcan célibes como él, pero si no pue­ den, cásense; luego, el matrimonio se aconseja como un medio de preservarse del mal. El celibato es un ideal difícil al cual no todos están llamados. San Pablo no discute las características del ideal de la vida matrimo

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