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BU E N A VEN TU R A DE S A N T A M A R IA 341 dotes y de los seglares, que me parecían urgentes, y años después podían editarse. Finalmente, el año 1954, nos reunimos un grupo de amigos y tuvimos los primeros coloquios de pastoral litúrgica. Esta palabra, hoy tan popular entre sacerdotes y fieles, sonaba entonces — ¡hace nada más que seis años!— a algo nuevo. Los primeros coloquios los celebramos en Bilbao, después hemos pasado por León, Albacete, Cuenca, Palma de Mallorca y Zamora. El verano próximo los ten­ dremos en Santiago de Compostela. —Me parece óptimo, Sr. Aliseda, este plan de sembrar el fermento renovador en las distintas regiones. ¿Puede darme un juicio global sobre la situación española en cuanto a liturgia? —La juzgo muy buena. Me consta que fuera de nuestra patria están admirados de la marcha rápida y segura que lleva nuestro mo­ vimiento litúrgico. Y conste que a mí me da un poco de miedo esta excesiva rapidez. No podemos pasar de golpe del trineo al aeroplano, de no tener casi nada a querer alcanzar las cimas. Los saltos vio­ lentos con frecuencia quebrantan la solidez. Pero, en fin, estoy con­ tentísimo, porque lo importante es romper la inercia. —'¿Qué centros de acción litúrgica están influyendo sobre España? —No hemos de olvidar los de la propia España, principalmente los de las abadías benedictinas de Montserrat y Silos, cada una en su género. Del extranjero, hoy influyen mucho sobre nosotros los franceses que en punto a pastoral litúrgica van a la cabeza de la renovación mundial. Por cierto que debo subrayar la deferencia que siempre han tenido con España, invitándonos a su Congreso Na­ cional de Estrasburgo del año 1958 y convocando en España, Mont­ serrat, la asamblea litúrgica internacional del año siguiente. En es­ pecial, quiero hacer público mi agradecimiento al profesor Martimort, director del «Centre Pastorale Liturgique» de París, por su afecto y comprensión hacia las cosas de España. — ¿Qué otros teólogos de la liturgia le merecen más estima? ¿Qué obras y revistas le parece que han sido decisivas? —Entre los liturgistas actuales, aprecio muchísimo al grupo de colaboradores de «La Maison-Dieu», y también a los alemanes, en especial a Jungmann, que en libros y artículos, está exprimiendo ahora su larga ciencia y experiencia de docto profesor. Sus mejores obras están traducidas al español. De revistas, además de la men­ cionada, merecen destacarse las dos belgas «Questions pastorales et

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