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338 CUATRO E N T R E V IS T A S , CUATRO las e s tru c tu ra s so cia le s, y caminar sin descanso, urgidos por un afán de justicia social y solidaridad humana. Y en lo nega tivo , la falta de suficiente diálogo entre los distintos sectores de la nación, y entre el pueblo y los gobernantes. —Conforme. Veamos ahora estos hechos como cristianos. ¿A cuá­ les hemos de conceder mayor atención? —>A ese h on do a n h e lo de tra n s fo rm a c io n e s so cia le s, para inyectar en ellas el signo de Cristo, mediante una tenaz y viva formación de la conciencia de los futuros dirigentes, si no queremos que esos cam­ bios se produzcan, el día de mañana, bajo el signo del desquite o de la venganza, como una losa de piedra sobre los sueños de auténtica igualdad de todos los hijos de Dios. Y, también, hemos de lanzarnos a la hermosa aventura de ir au to ed u cán d on o s y formando a las gene­ raciones, que ya nos apremian, en el e je rc ic io de u n a lim p ia lib e rta d , al servicio de los valores de la verdad, del bien y de la belleza, que dan sentido a la vida humana. Enseñar a los españoles a respetarse mutuamente, por encima de las diferencias de opinión, en tantas materias discutibles, a com p re n d e rs e y d ia lo g a r, y, en suma, a amarse, me parece la más urgente e insoslayable tarea de quienes sienten auténticamente la vocación cristiana. —Usted, Sr. Ruiz-Giménez, está actualmente viviendo en ambien­ te universitario. ¿Hacia dónde se orienta la universidad española? ¿Qué grupos de ideas la animan: católicos, liberales, socialistas...? —A falta de datos estadísticos, por otra parte siempre relativos y susceptibles de revisión crítica, me atengo al pàlpito, a la corazona­ da, que es también un medio profundamente humano de conoci­ miento. La Universidad, mejor dicho, la juventud que en ella se for­ ma, está hoy en lo que cabría llamar «situación de d isp o n ib ilid a d -» , en gran parte desorientada hacia el futuro, pero permeable^ la acción de ideales fuertes que sean capaces de despertar la ilusión y la es­ peranza. El id e a l c ris tia n o , vivido con autenticidad, sin encogimiento ni tergiversación, sin enfeudarlo en situaciones sociales cont’ngentes, y con todo su potente dinamismo de exigencia de reordenación de estructuras y de funciones, bajo el signo de justicia, de libertad y solidaridad, puede ser el único fermento que salve a las gentes jóve­ nes del riesgo de la incitante aventura comunista. —Todavía algo más sobre este particular, y perdone. ¿Cuál cree que es el problema clave que se plantea hoy en España al catolicis­ mo en e! orden intelectual? —Opino que el problema clave es c om p re n d e r, a s um ir e in te g ra r en la concepción cristiana del mundo y de la vida, todos los aspectos v e rd a d e ro s y le g ítim o s del p e n sam ie n to m od erno , estén donde estén,

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