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S IX T O M A R IA DE PESQUERA 3 2 7 hoy sólo dan el 12’50% de bautizados. Acerca de las Grandes Anti­ llas —Cuba, Puerto Rico, Haití o Santo Domingo, Jamaica— , compá­ rese el tanto por ciento de las tres primeras en nuestra lista anterior, y la que da en el presente la Isla de Jamaica. Y lo mismo vale decir para las Pequeñas Antillas, en general, y, en particular, el caso que citamos en la Isla Trinidad. Los números son bien explícitos y ha­ blan bien alto a favor de la tesis que estamos defendiendo. Y las restantes naciones de América del Norte acuden a la cita para presentarnos idéntico exponente. En lo religioso no pueden, en modo alguno, equipararse a las que han sentido el influjo del ardor español. La misma Canadá, vigorizada hoy en su latir cristiano, cuen­ ta con el 41 % de súbditos de la Iglesia, del total de 15.800.000 habi­ tantes que tiene. Los Estados Unidos, con mayor privanza anglo­ sajona y más ascendiente protestante, ha alcanzado ya ahora el 20 % de católicos, de sus 160.000 000 de población. Y no obstante este recio impacto del protestantismo anglosajón y el menor número de católicos que, en consecuencia, ofrecen las na­ ciones más avasalladas por dicha herejía; América, tomada desde el Estrecho de Magallanes al de Bering, es decir, en su integridad, ocupa aún en la escala numérica del censo de bautizados el puesto más inmediato al de la milenaria y católica Europa. Puede apreciarse bien en los siguientes datos estadísticos: El to­ tal de católicos en el mundo es de unos 514.000.000. Y corresponden a cada una de las cinco partes del universo: a Europa, el 47’20%; a América, el 42’80%; a Asia, el 6’20%; a Africa, el 3’20%; a Oceanía, el 0’60%. Con todo, si tomamos a Hispanoamérica sola, desglosada del resto del Continente americano, la cifra es muy superior. Ella sola, en el total de su población de 178.812.017, nos da el 91% de cató licos. L a s dos v e rtie n te s a v e n tu ra d a s de este p ro b lem a a c o n s e c u e n c ia de la esca sez de guias... Mas esta sustantividad de la creencia religiosa en tan ilimitado territorio, siendo en sí misma altamente benéfica y digna de todo encomio, motiva en su conservación e incremento una serie de pro­ blemas de no muy fácil solución, a causa precisamente de no contar allí con personal directivo suficiente en número. Desde la cúspide de tan magnífica empresa, caen dos vertientes muy ásperas y de difícil andada, tanto por lo que ¡mira a la masa de creyentes como en lo que dice relación al vivir y actuar sin tregua de los pocos sacerdotes que allí hay. Está el hecho, por un lado, de que la casi totalidad de la pobla

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