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324 L O S P R O B L E M A S A C TU A LE S DEL C A T O L IC IS M O .. Imaginarse que con tales particularidades una sola persona, por muy dinámica y diamantina que el cielo la haya hecho, pueda dar una instrucción adecuada a tan grande y dispersa masa de millares de fieles o que consiga prestarle una eficaz ayuda para la vivencia de la fe con reciedumbre y eje’mplaridad de conducta; es salir del mundo de lo real y vivir en el reino de la utopía. ¡Cuántos de estos fervorosos creyentes que sólo una vez al año, o a los dos o tres años, hallan la dicha de encontrarse con la visita de un sacerdote!... A buen seguro que si, para el católico europeo, la influencia del ministerio sacerdotal, estuviese tan reducida y fuese tan retardataria, como es la que experimentan hoy las perseverantes cristiandades del centro y sur de América; sin duda alguna que se hallaría como ex poliado de sus valores religiosos, se sentiría sumido en noche de ti nieblas y como mortecino el brillar de sus creencias. Y esto no obs tante el inmenso y milenario haber de su fe religiosa y el bagaje de ciencia cristiana multisecular que le predispone a una mejor com prensión y más profunda asimilación de la verdad revelada. ¿Por qué entonces no admirar la constancia del catolicismo recio y perseve rante de Hispanoamérica y apresurarse a unir esfuerzos para do tarle, en gran número, de los maestros y guías que merece y precisa para una expansión y desarrollo más completo? E l m ila g ro de la fe c ris t ia n a e n H is p a n o am é ric a . Y no obstante este complejo cúmulo de adversidades en pugna contra la expansión y fomento de la verdad religiosa en tan ili mitados territorios, el milagro de la fe católica perdura allí como rosal cargado de flores hasta en temporada de nieves. La siembra fue profunda y efectuada por maestros consumados en tan excelso arte; y nada, en el correr del tiempo, ha podido sofocar o disminuir la virtud perenne de ese carisma de lo alto. Salvo Europa que mantiene el privilegio de fidelidad fecunda a la evangelización que hizo en la misma Roma el Príncipe de los apóstoles y ostenta la capitalidad de todo el orbe católico; ningún 100.000 km .2, hasta 1937, en que fue dividida en dos, con u n territorio de 50.000 km .2 cada u n a ; la de Potosí, con 126.394 km .2... Y si de las diócesis pasamos ahora a las parroquias, el lector podrá imaginarse la superficie de la provincia de Badajoz (en España?, con sus 21.647 km .2, o la de Burgos con sus 14.328 km .2. Parecería algo inaudito que estuviesen atendidas por un solo sacerdote. Pues, en el Nuevo Mundo, existen parroquias — sóloparro quias— ■ de una extensión de más de 25.449 km .2, es decir, más extensas que las citadas provincias españolas. Y la media del territorio para las parroquiasen la Argentina es de 2.345 km .2; y en el Brasil, de 2.472 km .3...
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