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S IX T O M A R IA DE PESQUERA 323 pisa tierra de América, pronto se percata y convence que allí es pre cisamente el espacio el más cruzado por rutas invisibles, que siguen los aparatos de las grandes compañías aéreas nacionales e interna cionales. Pero tales vuelos ni sirven de enlace con todo el país, sino sólo con unas cuantas ciudades, las más importantes; ni llega a ser el medio normal de viajar de todos los ciudadanos. Por el coste del billete y por el reducido número de vuelos, es privilegio casi exclusivo de los burócratas estatales y paraestatales, y de los propietarios de la industria y del comercio así como de las familias de los grandes terratenientes. Para el resto de la población quedan las comunica ciones predominantemente fluviales y marítimas —que son pocas, lentas, y muy antiguas y sin estar avaloradas con los últimos ade lantos de la técnica— . Asimismo las carreteras, en muy escaso nú mero; y los caminos muy rudimentarios y abruptos, por los que hay que tragar mucho polvo, si se internan por la selva; y producen vér tigo al trepar por escarpados precipios de ingentes cordilleras y a al turas de 3 y 4.000 metros o descender en continuos rodeos y zig-zag a los valles y hondonadas. Viajar en tales circunstancias resulta molesto y fácilmente se en tregaría uno con preferencia al reposo, del aislamiento, si exclusi vamente se tratase de relaciones humanas. Pero el deber pastoral im pone el estar siempre en ininterrumpido éxodo por muchas que sean las dificultades y obstáculos. Lo reclama así el servicio de diócesis o vicariatos tan extensos cada uno de ellos, como puede ser el terri torio de una o varias naciones europeas; y con parroquias — ¡sólo parroquias!— de campo mucho más amplio que el de algunas pro vincias eclesiásticas del viejo mundo, v. gr., de Bélgica, Portugal o Italia... (6). 6. Clavemos los ojos un momento en el mapa de Europa. Y nos hallaremos con naciones como Bélgica, con 30.507 km.-’ de superficie, 6 diócesis en ese terri torio. y con un total de 10.366 sacerdotes diocesanos y 5.246 sacerdotes religiosos. Holanda, con 32.400 k m -, 7 diócesis en esa superficie y 4.118 sacerdotes del clero secular, más 4. 818 del clero regular. Austria, con 83.850 km .2, 9 diócesis y un total de clero de 4.138 curas y 2.443 religiosos sacerdotes. Portugal, cuya superficie de 92.161 km .2, con 15 diócesis, y 4.468 sacerdotes diocesanos y 728 sacerdotes re ligiosos... Pues bien, en América son muchas las diócesis de extensión territorial m uy su perior a Iá de cada una de dichas naciones europeas. Citemos el casc>, v. gr., de la Argentina, aún después de la división de las antiguas y creación de 12 diócesis nueías en 1957, y tenemos: la diócesis de Comodoro Rivadavia, con 494.000 km .2; casi la extensión de España; la de Viedma, con 297.091 km .2; la de Salta, con 154.775 km .2; la de Mendoza, con 150.839 km .2... Lo mismo podría afirmarse de cualquiera de las otras naciones hispanoameri canas, por ejemplo en Bolivia: la diócesis de Santa Cruz de la Sierra, con
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