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MARCO MARCHESAN 301 tes de espacio y tiempo, es u n a a sp ira c ió n in trín s e c a a la esencia del yo. Sentimos, empero, en n u e stra lim ita c ió n , que podemos gozar del in fin it o sólo g radualm en te, sin acab a r n i com p le ta r el gozo, por tanto, sin sacia rno s. P rueba de ello es que los n iño s creen en la e xis­ te n c ia de la v id a en otros p lan e ta s, a d is ta n c ia s in fin it a s , como la cosa más n a tu ra l. Sólo a nosotros, cargados de p reocupaciones m a ­ te ria le s, la cuestión de la p re sen cia de seres in te lig en te s en otros p lane ta s, nos parece u n a h ipó tesis ab su rda o al menos muy le ja n a de la rea lidad . Tenemos, pues, un p un to de p a r t id a : un supe r-yo no arm onizado. U n ic a p o sib ilid ad de e lim in a rlo es la sín te sis del yo con el in fin ito . L a fa lt a de la cu a l produce daños de no poca im po rtan c ia . L a razón de esto ya queda d icha. A ctuada la sín te sis del yo con el in fin ito , desaparece todo a n ta ­ gonismo y el yo se dom ina a sí m ismo y a l ambiente en con fo rm idad con su destino, conocido a travé s del conocim ien to e in te rp re ta c ió n del p rop io ser. 5 .— Postulación psicológica de la divinidad. ¿En qué consiste e sta sín te sis? ¿Se rá solamente cogno scitiva? No; porque la po tencia de la p e rso n a lid ad no se ago ta en el conocim ien to n i, con sólo conocer, ,se re a liz a la p royección de aqu é lla en el am ­ biente. Y esta p royección es la ú n ic a que desahoga los im pu lso s y tenden cia s a la acción. Aquí conviene pone r de re lieve que el conocim ien to es sólo la p a rte in s tru c tiv a de la s fun c io n e s de la persona, la base sobre la cu a l ésta se en cu ad ra en el am b ien te concreto, el pun to de p a rtid a p a ra cum p lir la fu n c io n a lid a d e fectiva de la p e rso n a lid ad sobre el ambiente. Y esta fu n c io n a lid a d e fectiva , a su vez, es im p re scind ib le p a ra ago tar la fin a lid a d de la p re se n c ia p e rson a l en la re a lidad . Po r eso la sín te sis con el in fin it o debe ser operativa. L a a ctiv id ad , a su vez, tiene que con fo rm a rse con los im pu lso s operativos perso ­ nales. E sto in c lu y e n toda la e fe ctivid ad p e rso n a l; a sí que, en d e fi­ n itiv a , la sín te sis debe ser in te g ra l, con p e rfe cta con co rd ia de e n te n ­ d im ien to , vo lun tad y sen tim ie n to ; fun c io n an do este ú ltim o — ju n to con el anhelo de goce— , como motor de la a c tiv id ad personal. ¿Pero pueden el conocim ien to , la acción y e l goce lle g a r fís ic a ­ mente a l in fin it o ? L a m ism a lim ita c ió n h um a n a lo n iega. Y con todo y con eso, s in u n a c ie rta adhe sión a l in fin it o no h a y segu ridad de goce, no se da síntesis. De a h í bro ta, en la e sen cia m ism a del psiquism o , la po stu lación de u n a p re sen c ia in f in it a que esté toda sim u ltáneam en te en todo lu

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