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3 0 4 VALORES E SPIRITUALES.. Po r a h í se ve cu án leg itim a es la exigencia p sico lóg ica de la om n i- p re se n c ia de D ios, poseído el c u a l h ic et n un c, se le posee en toda la extensión del tiempo y del espacio. L a s po stu la cione s y e xig en cia s b ro tan de la re la c ió n en tre el yo y el ambiente. No es que nosotros la s fab riquem o s a nue stro gusto : son nece sa ria s y ob liga to rias. Cada nece sidad es u n a ley. Y cada ley es u n acto de vo lun tad . Y la s leyes de la n a tu ra le z a no son leyes de solo nombre, son el re su ltado de u n acto de vo lun tad . De u n a vo lun tad que, según re ve lan la ra c io n a lid a d y fu n c io n a lid a d de la s m ism as leyes, está u n id a con un a in te lig e n c ia de ig u a l poder, que con toda e vid en cia co labo ra con e lla, s in oponérsele nun ca . De u n a vo lu n ta d que, como se deduce por la e stética de sus re sultados, está u n id a a u n sen tim ien to in fin itam e n te delicado. Todas estas sensaciones, m ás o menos oscuras, pero que a ctúan con fue rza, sobre todo en el subconscien te, con stituyen la base p s i­ co lógica de l fenómeno de la re lig ión . L a re lig ió n se p re sen ta , por eso, como u n a nece sidad psico lógica, un fa c to r que nos lib ra de la an g u s­ tia, de la ansiedad y nos p ropo rcion a la segu ridad de s o b re v iv ir más a llá de la muerte. E n medio del orden gene ra l aparecen , como u n a in te rfe re n c ia a d ­ v e rsa y p e rtu rb ado ra , la m uerte en cuan to c o n tra ria a l anhe lo de ete rn idad , los acon tecim ien tos dolorosos, los sucesos crue le s y la m a l­ dad hum an a . L a in te n c io n a lid a d e stética y el sen tido de que la c re a ­ ción es u n a in v ita c ió n a l goce, quedan fu e ra de discusión. Pero surge la idea de que h a y a sido la m a lic ia h um a n a la que h a y a provocado e sta in te rfe re n c ia adversa, que aparece con fin e s de castigo y co rre c ­ ción. Pue s no se puede a trib u ir la cau sa del m a l a u n a p e rfección tan sublim e como la que D ios dem uestra poseer en sí mismo. Surge así el concepto de pecado o pecados que se pueden a t rib u ir a los ascendientes. E s ta idea se coo rd ina con la del derecho al goce s in fin y a la de supe rviven cia . D e recho irre frag ab lem e n te dem ostra­ do po r el anhe lo de in fin ito , e sencial al psiquismo. De todo esto p ro ­ viene la teo ría del hombre creado inm o rta l, caído posterio rm en te en pecado, castigado con el dolo r y la muerte. De aqu í nace, en su a s­ pecto psicológico, el concepto de exp iación p a ra a p la c a r a la d iv in i­ dad y h a c é rn o sla p rop icia . ¿Son, po r ve n tu ra , falsos e ilu so rio s estos conceptos? E l p roblem a es m uy im po rtan te po r sus connexiones con el com p lejo de c u lp a b ili­ dad y con otros hechos psicológicos. E s tá fu e ra de duda la ra c io n a b ilid a d de la cuestión de la c u a l se o rig in an . E l m al no puede ser efecto más que de u n a acción p e rt u r­ badora, que se h a in trod u c ido en la creación.

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