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GABRIEL DE SOTIELLO 2 3 7 desde luego lo que es y v a a ser». P a ra O rtega e ra ta re a u rgente de la filo so fía la de su p e ra r y tra scend e r la idea de n a tu ra le z a , porque a su p a re ce r ésta n o pod ía v a le r como re a lid a d au tén tica , sino que e ra algo re la tivo al in te le cto h um an o el cu a l, a su vez, tampoco tie ne re a lid ad sino fu n c io n an d o en u n a v id a h um an a , movido p o r n e cesidades in ap la z ab le s de ésta. L a «naturaleza» se ría u n a in te rp re ta ció n tra n s ito ria que el hombre h a dado a lo que e n cu en tra ante s í en su vida. Y u n a vez liberados del concepto de n a tu ra le z a , la mente se en c u e n tra lib re p a ra s a lir en bu sca de u n concepto apto p a ra d e fin ir esa re a lid a d e x trañ a que es el hombre. ¿Qué es entonces e l hombre? Rep roduzco aqu í el texto c a p ita l de «H s to ria como sistema» en el que se nos a c la ra lo que O rtega en tiende po r hombre en su au tén tico ser h um an o : «Porque el hombre no tiene n a tu ra le za . E l hombre no es su cuerpo, que es u n a co sa; n i es su alm a, psique, con cien cia o es p írit u , que es tam b ién u n a cosa. E l hombre no es cosa n in g u n a , sino u n d ram a — su v id a— , u n pu ro y u n iv e rs a l acon tecim ien to que a co n tece a cada cu a l y en que cada cu a l no es, a su vez, sino a co n te cim ien to... L a vida es un gerund io y no un p a rtic ip io : un fa c iendum y no un factum . L a v id a es quehacer» (33). Pero esto lle v a consigo dos co s a s : u n a es la nece sidad de e labo ra r u n concepto n o -e le á t'co de ser, y o tra, que el fu n c io n am ien to de la razón tiene que acop larse a ese nuevo ser que se h a descubierto. S i a l modo de a c tu a r con la razón cuando ésta operaba con co n sisten cias f ija s podemos llam a rlo razón e stática, ab stra c tiv a , a este nuevo modo de a c tu a r lo llam a O rtega razón v ita l o razón h istó rica . In s is te en que se tra ta de ve rdade ra razón y que de n in g ú n modo quiere ro za r con los modernos irra c io n a lis ta s , sea del tipo que fueren. L a o tra ad ve rte n cia consiste en lo sigu ie n te : no se olvide que es tamos en u n pun to de v is ta en que con sideram os a l hombre como au todecisión lib re y sólo desde esta p e rsp e ctiva es ap licab le lo que dice O rtega de que el hombre no tiene n a tu ra le za , sino que tiene h isto ria . No se tra ta de que O rtega re sponda a la p reg un ta po r el hombre de modo d istin to del tra d ic io n a l, con testando éste con la de fin ic ió n de la n a tu ra le z a del hombre y negando aquél d ich a d e fin i ción. C reo que no se puede en tend e r rectam en te este asun to si no nos damos cu e n ta de que O rtega com ienza po r v a r ia r la p regun ta. E sto es lo p rim o rd ia l y decisivo. No n iega que el hombre posea u n a n a tu ra le z a en el sentido en que nosotros decimos que es u n a n im a l ra c io n a l. No sólo no lo niega, sino que lo a firm a expresamente. Lo 33. Ibid., pp. 32-33.
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